Capítulo 18

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PRESENTE 6

—¿Quééééééé?

Samuel se despierta de golpe por la impresión de Martina, pero con la misma cae rendido otra vez. Qué talento tiene para dormir, en eso salió a su padre. Chequeo la hora del celular y noto que ya pronto debiera meterlo a la cama.

Mientras tanto, mis otras sobrinas pelan los ojos como huevos fritos, sorprendidas por el giro que tomó la historia. A Valentina no le sorprende porque ya lo sabía desde aquel entonces, pero el recordatorio la tiene a punto de carcajearse. Tenía bastante tiempo que no le veía los ojos así de vivaces.

—Ya va —continúa Martina, dejando caer el peluche que iba a guardar en una caja—, o sea que, ¿ya el chévere está descartado?

—Sí, totalmente —afirmo solemnemente.

—Obvio, o sea, cuando una persona es gay es gay y punto —añade Adriana.

—Entonces, ¿quiénes son los que quedan? —increpa Amanda, su hermana menor.

—El odioso y el malasangroso —musita Martina con el ceño fruncido.

—También el jocoso. —Todas volteamos hacia Matías, quien habla por primera vez en toda la noche. Él levanta su mirada de su celular—. ¿Qué? ¿Ya se les olvidó?

—¿Cuál es el que es el jocoso?

El jocoso es Yael.

—Con el primero que bailé durante la piscinada —explico sin mencionar el nombre.

—Ahh, verdad.

—Sí, él también.

—Bueno, es verdad que tío tiene buen sentido del humor.

—Pero, ¿baila bien?

—No me he fijado.

Me da risa porque no entendía tan bien por qué Bárbara tuvo que ponerles apodos a los candidatos de su historia, o por qué dejaba tantos detalles por fuera como la guayabera, pero ahora lo he entendido. Estos chamos son demasiado pilas y si les entro a detalle sobre algún color de ojos o manerismos, enseguida se darían cuenta de quién es su tío.

Además, están muy beibis para algunos de los detalles.

Martina, que hace rato ha estado tan absorta por la historia que dejó de acomodar los juguetes de Samuel, se sienta en el sofá entre Valentina y yo con un suspiro.

—Yo pensaba que tío era el chévere pero sino, ¿entonces cuál es?

Me concentro en sobarme la barriga para no reírme. A la pobre se le nota tanta decepción que me recuerda a mí, meses después de que me enteré que mis sentimientos hacia Javi nunca iban a llevar a lo que quería. El bebé da una patadita en mi interior como queriendo decir que todo pasa porque tiene que pasar.

—Bueno, es que el cuento sigue...

PASADO 17

Las cosas no volvieron precisamente a la normalidad después de eso.

Sin acordarlo explícitamente, Javi y yo establecimos una cierta distancia que antes no existía. El resto del semestre seguimos con nuestras clases como siempre y nos juntamos a estudiar con todo el grupo a cada rato, pero ya no los dos solos. Y los viajes en el Ruta 6 se hacen silenciosos e incómodos.

Supongo que así serán las cosas ahora y es cuestión de costumbre. Algún día lograremos hablar de esa tarde en su cuarto y reírnos de lo intensa que fui.

De Erika ni hablar. No la quiero ni ver en pintura.

Desafortunadamente compartimos unas cuantas clases y sí me la tengo que calar, pero me he copiado del chamo que le gusta y ahora ni le doy los buenos días. No confío en que mi boca no siga a esas palabras con algunos insultos. Al menos me da la impresión de que se ha dado cuenta de que Tomás no me importa ni un medio más que a otros compañeros, porque no ha seguido dándome lata.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Where stories live. Discover now