Capítulo 16 (parte 1)

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PASADO 15 (parte 1)

Mi primera rumba.

Si no fuera por el insulso de mi hermano estaría disfrutando de este momento mucho más.

—Ya sabéis, cero alcohol —continúa desde el puesto del conductor. Hace rato llegamos frente al club nocturno pero no me ha dejado bajarme todavía—. Cero aceptar nada que te den extraños. Cero irte con extraños. No vayáis al baño sola. Y no te vais a dejar meter mano.

—Pero yo sí puedo meter mano, ¿no? —Ante los ojos saltones que pone, me carcajeo con ganas—. Ay, relax. No soy una bebé en pañales.

—Eso creéis pero sí lo sois.

—¿Me vais a dejar entrar al sitio o no?

En la oscuridad dentro del carro, con la tenue iluminación de los postes eléctricos de la calle y el letrero con el nombre del club nocturno, distingo la forma en que el semblante de Salomón se torna más serio de lo que lo he visto en mi vida.

—Ya va, me lo estoy debatiendo.

Suspiro.

—Papi y mami me dieron permiso así que vos no me podéis decir que no.

—Yo no sé cómo fue eso. ¿Los sobornaste?

—No, los agarré cansados. Pero pa' que sepáis, me dieron este mismo discurso hace como dos horas.

—Y no es suficiente. Es que hay mucho malandro en la calle.

—Nadie me va a robar nada —aseguro. Tengo todo lo importante metido en el sostén, a excepción de la cédula que tengo que presentar en la entrada y del celular que tengo en un bolsillo.

—Malandros no son solo los ladrones. —Exhala con gravedad—. Bueno, cualquier cosa me llamáis y vengo corriendo con un machete.

—¿Hasta cuando vos con lo del machete? —Abro la puerta del carro y salgo. Esta vez no me vuelve a halar hacia adentro. Antes de cerrar la puerta digo—: Gracias por la cola. Ahora vete a estar con Valeria.

—Primero tengo que buscar un sitio que esté abierto y venda fresas con crema, que tiene antojo. —Suelta una risa histérica que sé que no es la primera vez. Ayer Valeria se antojó de pizza con pimentón verde. Osea, de pan con salsa marinara y pimentón verde encima, sin queso ni nada más. Y a las tres de la mañana.

Cierro la puerta y me volteo a observar mi adultez. Se ve como la entrada a un club nocturno con paredes oscuras y luces de neón azules y verdes en todo el rededor. Es lo suficientemente temprano como para que todavía no haya cola, así que voy directo a los dos porteros y les doy mi cédula. El que la inspecciona se asegura bien de que mi cara en 3D concuerda con la de 2D, y hasta me interroga el número de cédula y mi fecha de nacimiento. Finalmente me deja entrar, y oigo el carro de Salomón arrancar solo cuando estoy dentro del establecimiento.

Dentro del sitio hay plantas altas en todos lados, y la misma luz azul del letrero bordea todos los pisos, mientras que la iluminación desde arriba es débil. Lo bueno es que el sitio está prácticamente vacío y consigo a mis panas enseguida. Aprovecho para esconderme detrás de una mata y guardo mi cédula en el sostén push up que me puse para la ocasión y salgo al encuentro con ellos.

—¡Epaaa!

Han acaparado toda una mesa del sitio. Están Yael, Juliette, Dimas, Teófilo, dos chamas que no conozco y resultan ser primas de Dimas, y Javi. Y Javi se ve tan lindo en su camisa azul planchada y pantalones de vestir. Creo que hasta se cortó el cabello para la ocasión porque le cae sobre la frente pero no sobre las orejas. Ni cuenta me doy de que alguien me está hablando.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Where stories live. Discover now