Capítulo 14

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PASADO 13

La vida criminal es como una bola de nieves que al rodar va creciendo más y más.

A ver, saber el número de cédula de otra persona no es ilegal, y con esto de que lo tenemos que poner en las listas de asistencia de cada clase es más que obvio. Pero igual me quedo toda la clase con el estómago revuelto.

Después de eso Erika me arrastra a Secretaría Docente para cometer el verdadero crimen. Yo me aparto un poco mientras ella copia el horario de su víctima. Cada vez que entra alguien pego un brinco como si fuera yo la que está haciendo la fechoría. Justo cuando creo que ya voy a poder escapar, Erika me agarra por el brazo y me arrastra a una ventanilla libre de los empleados que atienden a los estudiantes.

—Muy buenas —saluda a la señora con una sonrisa inocente—, ¿todavía es posible cambiar materias?

Yo le pongo ojos de huevo hervido. ¿Con que éste era el plan verdadero?

Bueh, su peo. No el mío.

—Depende de si están llenas las secciones o no —contesta la señora.

—Me gustaría ver si este horario está disponible. —Erika le pasa la hoja de su cuaderno donde anotó todo y la señora chequea en su computadora a ver qué cupos hay.

—Entonces te dejo a que termines tu faena —murmuro solo para Erika y libero my brazo.

—No te vayáis, que también te conviene.

—¿Cómo?

—Ya vais a ver.

La señora se tarda lo que parece una eternidad. O quizás la culpa la tiene su sistema súper lento. Pero al final de la investigación solo sale cupo para una materia.

—La única con espacio es la electiva de ping pong.

Erika me pone una expresión de triunfo.

—Daya, ¿no me habías dicho que estabas fastidiada porque Anderson está en tu electiva de ajedrez?

Fastidiada estoy con todo esto. Pero lamentablemente eso también es cierto.

—Este, sí...

—Pasémonos a ping pong juntas.

Y por eso es que la vida criminal es como una bola de nieve, porque de pronto todo esto no me parece tan mal. No se me habría ocurrido preguntar si me podía cambiar de electiva a una semana de haber empezado, pero el prospecto de no tener que ver la expresión de oliendo a mojón de Anderson es demasiado tentadora.

Así termino cambiada a ping pong con Erika.

El plan es dejarla que haga el ridículo todo lo que quiera mientras yo juego ping pong y cumplo el requisito de la primera de tres electivas para poder graduarme.

Lo malo es que la clase de ping pong es los sábados en la mañana. Lo peor es que no está Javi, porque no quizo agarrar ninguna electiva este semestre. Lo bueno es que también están Yael y Juliette. De hecho, cuando los veo el primer día les doy un abrazo de oso como si no los hubiera visto en clase de Química I esta semana.

—¿Y este milagro? —pregunta Yael.

—Denle las gracias a Erika.

Pero la aludida ya ha iniciado el plan Ataque a Tomás.

—¿Y me puedes enseñar cómo se agarra la raqueta? —la oigo preguntarle. Desde varios pasos de distancia la veo arquear las cejas como si estuviera sufriendo.

Doy in vistazo alrededor y no consigo a Andrea Vélez. Otra buena noticia. ¿Será que Erika ya sabía que la sombra de Tomás no estaba en esta electiva?

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Where stories live. Discover now