Capítulo treinta y uno | VO

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―Anna, te lo juro, si no te quedas quieta voy a hacerte un moretón en cada ojo ―masculló Zowie, obsequiándole una mirada gélida.

Anna le sonrió a modo de disculpa.

―He maquillado a chicas inquietas, pero estás cruzando mi límite ―le mostró el lápiz labial―. Ahora, abre los malditos labios y no te muevas, con un demonio.

Ella hizo lo que su amiga le indicó. La miró a los ojos mientras trabajaba, intentando mantenerse quieta. Pasados los segundos, se apartó bruscamente. Su rostro se descompuso en una mueca de desesperación.

―Lo siento, Zowie. No puedo quedarme quieta.

Ella la perforó con los ojos castaños.

―Si vuelves a hacerlo te arrojaré escaleras abajo. Quiero que no muevas un músculo. No pestañees, no respires, no nada.

Alzó el lápiz labial como quien sostiene un arma nuclear.

―Solo dame un minuto, ¿quieres? ―le imploró.

Cerró el lápiz labial y se apartó de ella.

―Eres imposible, Mawson. Queda una hora para la cena. No he terminado de maquillarte ni de peinarte y sigues usando ese ridículo pijama.

―Fuiste tú quien dijo que debía maquillarme antes de vestirme.

―No pensé que lo complicarías tanto.

Anna suspiró profundamente mientras la observaba aplicarse un poco más del labial marrón claro.

―Estoy un poco preocupada ―admitió después de un rato―. De todas las cosas que lo provocan, no sé cual es peor.

―Te escucho ―deslizó el dedo por los labios para eliminar el residuo.

―Mi preocupación principal es muy sencilla. Incluso tú podrías saberla ―comienza a jugar con sus dedos―. No sé bailar. Al menos no de una manera bonita y elegante y estoy muy segura de que este baile será muy bonito y sobre todo muy, muy elegante. ¿Qué tal si tambaleo y me caigo? ¿O si lo piso y él me deja caer? Aunque es poco probable que lo haga. Debe ser un gran bailarín.

―Exacto ―se da la vuelta para mirarla―. Los Queen son una Dinastía de bailarines de ensueño. Él hará que parezcas experta.

―A menos que lo pise con el tacón y terminemos en el suelo. Adiós Dinastía de Ensueño.

―Pídele unas clases en privado. O a Alice.

―Tal vez lo haga.

Anna sube las piernas a la cama.

―Muchas cosas van a cambiar esta noche, ¿verdad? Él me presentará ante todos como su novia oficialmente. Mi nombre va a sonar por todos lados.

―Anna, ya que estamos hablando de eso, solo quiero decirte esto para que te vayas preparando. La gente va a mencionar todo de ti, incluso el accidente que te envió a la cárcel. Algunos serán buenos, otros serán duros. Temo que no estás involucrada con cualquier hombre. Es el Príncipe. A partir de esta noche, Gran Bretaña se va a dividir en tres equipos: los que estén a favor, los que estén en contra y los que darán su voto después de analizar todo lo que viene. No quiero asustarte, pero tienes que tomar todo esto en cuenta. Si llegas del brazo de Charles, ya no serás simplemente Anna Mawson, una humilde chica fuera del ojo público. Por el contrario, tendrás millones de ojos puestos en ti ―Zowie se acercó un poco―. Ahora pregúntate esto y piénsalo muy bien ¿Estás dispuesta a aceptar este cambio en tu vida por él?

Cuando Zowie terminó de hablar, el corazón le latía tan fuerte que temió se le saliese del pecho. No en vano era su mejor amiga. En ocasiones, Zowie sabía exactamente que andaba mal con ella, incluso cuando ella misma no lo sabía.

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now