Capítulo 10 | VP

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Anna despertó por el golpe de aire frío que penetró a través de la ventana

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Anna despertó por el golpe de aire frío que penetró a través de la ventana.

Aún sentía la pesadez del sueño sobre su cuerpo, pero la voracidad por tragarse una granja entera era mucho más persistente. Se movió sobre el sofá en el que se había quedado dormida, probablemente después del susto de... ¿Cuándo? Parecía que había amanecido ya, así que la noche anterior.

Al moverse, tuvo que ahogar un grito cuando la inusual sensación cálida acarició su rostro. Giró la cabeza lentamente y contuvo el aliento. Charles estaba profundamente dormido, con los largos y fuertes brazos rodeándole la cintura y la cabeza escondida en su cuello ¿Por qué estaba envuelta en él como su segunda piel? ¿Y cómo era posible que a pesar de la incomodidad se sintiera al mismo tiempo tan cómoda? Cuidada, protegida, una sensación que hacía mucho tiempo no tenía.

Cerró los ojos durante un segundo y ahogó dentro de ellos un par de lágrimas.

No era gran cosa. Seguramente se había abrazado a ella mientras dormía, un movimiento accidental ¿Qué pensaría él cuando se despertase? Posiblemente que había sido ella quien se asedió a él. En definitiva, era la opción más probable, porque no había forma de que él admitiera haberlo hecho, ni siquiera por accidente.

Abrió los ojos y se deslizó en el sofá hasta lograr sentarse, alejándosele lenta y silenciosamente. Con cuidado, retiró su pesado brazo y se lo acomodó en el costado. Charles hizo un pequeño movimiento, estiró de nuevo el brazo y la atrajo hacia sí, aún dormido. Anna contuvo el aliento cuando su cuerpo volvió a golpearse contra el suyo. Charles tenía los ojos cerrados y levemente fruncidos.

Anna reprimió un gritito cuando él los abrió.

Le molestaba admitir que era guapo. Dios, le molestaba muchísimo, tanto o más como admitir que se sentía atraída por él. Tenía un poderío masculino del que ejercía con tan solo mirarla, y Anna se sentía tan cautivada y perdida por su sofocante masculinidad, que deseó lanzársele encima y dejar de batallar contra su orgullo. En mucho tiempo no sintió ese cosquilleo en su vientre, mucho menos en su entrepierna; un deseo asfixiante, una excitación que picaba.

Quiso abofetearse por permitir que la inquietara con una simple mirada.

―Buenos días ―susurró él con la voz ronca.

A Anna se le erizó el vello de los brazos. Siempre había considerado seductora la voz ronca de un hombre recién levantado, pero la que Charles poseía construía una fantasía que debía salirse de lo permitido, haciendo de ésta la más exótica de todas ¿Así cómo mierda iba a contenerse?

―Buenos días ―le respondió.

Charles sintió un irregular y constante retumbe armónico contra su pecho. Apenas descubrió de donde provenía, una leve curvatura se formó en sus labios.

―¿Tu corazón siempre suena así en las mañanas? Porque puedo sentirlo a pesar de la ropa.

―Estúpido corazón ―balbuceó.

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now