Capítulo 9 | VP

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―Cuidado, está caliente ―dijo al pasarle la taza de té―

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―Cuidado, está caliente ―dijo al pasarle la taza de té―. Te gustará. Bebí mucho de esto mientras tomaba terapia.

Charles la tomó, inhalando del aroma de las hierbas.

―¿Ibas a terapia? ―sopló el líquido.

―Mis padres me obligaron a ir después de que salí de prisión.

Cuando notó que estaba un poco menos caliente, Charles le dio un trago al té. Ligero toque a vainilla, canela y algo que no alcanzó a descubrir.

―¿Cómo es? ―inquirió él.

Anna frunció un poco el ceño.

―Es caliente, dulce y muy relajante.

Charles le sonrió con burla.

―No hablaba del té.

A Anna le costó un minuto entero comprenderlo. Le dio un pequeño sorbo a su té y dijo después:

―Es el infierno ―afirmó con vehemencia―. Literalmente el infierno. La comida era muy mala, la ropa incómoda, la cama muy dura y las demás reclusas una pesadilla completa ¿Has visto estas películas donde uno de los personajes es arrestado y viene este enorme y feo sujeto a fastidiar?

Charles asintió.

―La ficción no está tan alejada de la realidad. Lo hacen para marcar territorio. Se creen dueños de la prisión.

―¿Te topaste con alguien así?

―Dos.

Dejó la taza en el suelo y trazó una línea diagonal en la parte baja del vientre.

―Esto fue en las duchas. Era una mujer bastante tosca y se enfadó porque le dije que no quería compañía en mi cubículo.

Charles frunció el ceño.

―¿Solo por eso?

―Sí. Afortunadamente fue tan solo el rose de la navaja. Quedó una cicatriz porque mi piel se marca de nada.

―¿Y cómo la consiguió?

―Las guardias de la prisión. La mujer tenía recursos.

―Yo tengo recursos ―gruñó él, molesto.

Anna no alcanzó a escucharlo. Su concentración estaba en olvidar los días que estuvo en prisión, presionando a su mente para que pensara en cualquier otra cosa.

Charles percibió la tensión en ella. Probablemente porque el ambiente se sentía de ese modo o por los hombros tiesos, incluso por la delgada línea que se le había formado en los labios.

―Hay una cosa que no entiendo ―dijo―. Si te retiraron los cargos y quedó comprobado que no causaste el accidente, ¿por qué tienes prohibido correr un auto en carreras oficiales?

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASWo Geschichten leben. Entdecke jetzt