Capítulo 31 | Borrador SP

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Por primera vez en días, Anna consiguió encontrar una cómoda posición sin tener que pasar minutos enteros moviéndose en la cama

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Por primera vez en días, Anna consiguió encontrar una cómoda posición sin tener que pasar minutos enteros moviéndose en la cama.

El motivo era muy claro. Se encontraba envuelta por los largos brazos de Charles. Aquello podía explicar perfectamente por qué sentía su cuerpo entumecido también. No le permitía moverse. Tal vez, inconscientemente, intentaba que ella no se levantara fuera de la cama mientras él dormía. Ciertamente, en esa ocasión no hubo necesidad. Se sentía descansada y su mente no se ahogaba con los recuerdos de las pesadillas, no mientras estuviese entre sus brazos.

Lo escuchó gruñir al escuchar el tono escandaloso de su teléfono. Se le separó a regañadientes.

Su irritación subió un par de niveles cuando no pudo encontrarlo.

―Creo que lo dejaste en el baño ―le dijo ella.

Al instante, salió disparado hacia allí. Escuchó su ronca voz al responder.

Por las pocas palabras que pudo comprender mientras intentaba no quedarse dormida, se trataba de una llamada importante del Primer Ministro. Una inaplazable reunión estaba programada para realizarse el 28 de septiembre. Anna había perdido la cuenta de cuánto tiempo estuvo al teléfono antes de volver a la habitación.

Aún estaba atendiendo la llamada.

―Algo en todo esto carece de lógica, Balfour.

En ese momento, Anna supo que algo serio estaba sucediendo. Charles nunca llamaba al Primer Ministro por su apellido. Siempre era muy respetuoso y cuidadoso, procurando referirse a él como Señor Balfour.

―No estoy condenando a un prisionero a la pena de muerte...Ni siquiera está cerca...Creo que ha malinterpretado mis peticiones... Por supuesto que estoy dispuesto a ello...No, el 28 estoy ocupado...Que sea lo más pronto posible...

Se pasó el teléfono al oído izquierdo.

―¿Es que acaso es tan difícil...? Espere un segundo.

Lo vio colocar el teléfono sobre la mesa de noche. El sonido de papeles se escuchaba distorsionado e inmediatamente comprendió que no estaba sucediendo en su habitación. Charles había puesto el altavoz.

Se arrodilló en el suelo mientras abría el primer cajón de la mesa de noche.

―No comprendo de donde ha sacado todas esas suposiciones equívocas ―deslizó la vista rápidamente por los papeles que tenía en las manos―. La propuesta me parece muy clara.

―Podría asegurarle, Su Alteza, que en ello radica el problema ―escuchó al Primer Ministro a través del teléfono―. Su propuesta es muy clara, tal vez demasiado. Lo que sugiere es un cambio total de gobierno. Eso puede comprenderse como un golpe de Estado.

―¿Un golpe de Estado? ¿A caso esa es la razón para citar a mi padre?

―Usted es el regente. Su padre es el rey. Ese tipo de propuesta que nos ha enviado...Bueno, me temo que usted no tiene el poder para llevarla a cabo.

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now