Capítulo 54 | Borrador SP

4K 326 22
                                    

Charles golpeó la mesa con el puño con tanta fuerza que la taza de té cayó sobre la superficie y su contenido se esparció con rapidez sobre la madera

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Charles golpeó la mesa con el puño con tanta fuerza que la taza de té cayó sobre la superficie y su contenido se esparció con rapidez sobre la madera.

―¿Dime cuánto más tengo que esperar para que me des una respuesta, Gray?

El aludido respiró para controlarse. Si no comprendiera la situación por la que estaba pasando, le habría asestado un puñetazo sin pensárselo.

―Ya te lo he dicho miles de veces.

―¡Pues dímelo unas mil veces más! ¡Lo harás hasta que al fin me tengas una maldita respuesta!

―¡Ah, con un demonio! ¿Crees que gritándome la encontraré más rápido?

Charles tiró de su cabello con ambas manos mientras daba vueltas de un lado a otro por la habitación, asegurándose de mantener en su boca aquellas palabras que pensaba decirle. Él no era el enemigo, y no merecía que descargara toda su rabia en él.

¿Pero qué más podía hacer? Dios mío, ¿qué más estaba a su alcance? Toda esa situación lo sobrepasaba. Todo ese dinero, todo ese poder que provenía de su título, ¿a dónde diablos se había ido? ¿Ahora de qué le servían los lujos, el dinero, sus propiedades millonarias y su título si no podían devolverle aquello que tenía mayor valía en su vida?

Volvió a tirarse del cabello con toda la fuerza de la que fue capaz, como si esperase con aquello encontrar una solución. La familia de Anna, Peete y Zowie estaban reunidos también en el comedor. En sus rostros, vio reflejados sus propios sentimientos: la ira, la impotencia y la preocupación, pero ninguna ira parecía tan intensa como la suya.

―¿Dónde demonios estaban los guardias? ―masculló él, y a Gray le costó creer que esa fuera su voz, porque sus palabras sonaban como disparos: frías, duras, dispuestas a matar.

―Encontramos a dos guardias muertos en la entrada.

―Sé que había dos guardias muertos en la entrada ―le recordó de mala gana―. ¿Pero dónde estaba el resto? Me voy a la cama creyendo que esta maldita propiedad es segura y despierto con la noticia de que se llevaron a Anna en mis narices.

―Los guardias en la entrada de la avenida aún estaban en sus puestos. Christopher está investigando a donde fueron los otros guardias que rodeaban la propiedad.

―Ten por seguro que si los llego a tener en frente, me encargaré de enviarlos directamente al infierno. Por lo pronto, dile a Christopher que quiero verlo en este instante y lo mejor para él es que me tenga información.

―Él está en camino. Llegará en unos minutos, te lo garantizo.

―¿Realmente puedes? Entonces, de igual manera yo puedo garantizarte muchas cosas, Gray, entre ellas que haré lo que sea para encontrar a Anna. Quien no esté trabajando en ello, quien haya ayudado a quien sea ese miserable que se la llevó o quien sea que esté conspirando a mis espaldas, vivirá en carne propia las consecuencias de haber invadido mi hogar y llevarse a mi mujer.

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now