★ (IN)HOOMAN ★ [BILOGÍA COMPLETA]

16. PARABLE

Todo está igual a como lo dejé al marcharme. A lo sumo, un poco más ordenado. Observar el apartamento de Myre desde el umbral no se siente de la misma forma que la primera vez porque ahora esto es lo más cercano a un hogar que poseo. Aunque sea solo un refugio temporal, aquí vive una parte de mí, de mis sueños, de mis miedos y, también, de mis memorias más bonitas. Es el nexo entre la Nina del pasado y la del futuro. Un punto de quiebre.

—Bienvenida. —Myre palmea mi hombro luego de bajar todas las maletas del elevador.

—Gracias. —Doy un paso al frente, no puedo evitar sonreír. Mis manos tiemblan un poco a causa de la emoción que me causa estar aquí una vez más—. Me alegra estar de regreso.

La ayudo a entrar el equipaje hasta la sala de estar. He traído demasiadas cosas que quizá nunca use. De solo ver tantas maletas me embarga la culpa por los gastos a los que incurrí para poder retener muchas de mis posesiones, incluso sabiendo que varias cosas no tendrán uso en Miami salvo que el calentamiento global haga que el invierno se torne insoportable.

—¿Dónde los quieres? —consulta ella, con la respiración agitada por el esfuerzo.

—No sé cuánto tiempo estaré en tu hogar antes de poder mudarme, así que puse lo más importante en el equipaje de mano y en esa maleta roja de por allá —señalo—. Lo demás puede quedar escondido en el lavadero o en tu depósito, si es que cabe allí. Lo que prefieras. Es tu apartamento, después de todo.

Ella asiente, pensativa, antes de responder. Su gesto me sugiere que quiere añadir algo más, pero que se contiene. ¿Tal vez un insulto? Es posible.

—Okey, yo me encargo de eso. Mientras, imagino que querrás cambiarte por algo más cómodo y fresco. Sabes dónde está el ropero, ve tranquila —asegura—. Salvo que necesites comprar algo, nos quedaremos aquí el resto de la tarde.

—Creo que no necesito nada, gracias —Me quito el calzado junto a la puerta—. ¿Hoy no trabajas?

—Nop, tengo libre. Pero es mi última oportunidad para no hacer nada hasta... —pausa, tratando de recordar la fecha—. Hasta que me jubile.

—¡Exageras!

—Temo que no —bufa—. Si vieras mi agenda, saltarías por el balcón. Créeme, me tienta hacerlo cada vez que abro la maldita aplicación del calendario o un correo de Richie. Apenas si me ha dejado tiempo para dormir.

—¿Siempre es así o es por lo de...?

—Por eso —interrumpe, no permite que mencione a Wisp—. Cuanto antes acabemos con los pendientes, antes me quitaré el peso de encima y las cosas mejorarán. Es un sacrificio a corto plazo para obtener paz mental por el resto de mi carrera.

—Entiendo. Supongo que te veré poco de ahora en más. —Trato de ocultar mi decepción.

—Ya veremos. —Se aleja por el corredor rumbo al depósito.