34. (IM)PUNTUAL

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Decoro la isla de la cocina, que funciona también como mesa; las sillas se incrustan justo debajo cuando no se usan

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Decoro la isla de la cocina, que funciona también como mesa; las sillas se incrustan justo debajo cuando no se usan. Es un diseño sumamente práctico porque ahorra mucho espacio, a pesar de que fue costoso encargarlo. Lo personalizaron especialmente a pedido mío, en los mismos colores que el resto de esta área y del tamaño ideal para mi hogar. Una vez que los asientos se retiran, la superficie puede extenderse para sentar, sin inconveniente, a unas seis personas. Solo lo he usado así un par de veces, y me emociona que esta noche sea una de esas ocasiones.

Coloco un mantel blanco con sobrecubierta roja por encima, los bordes dorados son delicados y apenas se perciben. Dejo una vela navideña en el centro de la mesa, pero no la enciendo todavía. Luego, comienzo a colocar utensilios alrededor. Tuve que salir corriendo a comprar vajilla esta misma mañana, solo tenía tres platos, dos vasos y cubiertos que ni siquiera iban a juego. Nunca me había detenido a pensar en esos elementos porque cuando estoy sola como muy poco. El set que adquirí costó más de lo que realmente debería valer, teniendo en cuenta la calidad, pero servirá a su propósito. Es gris de un lado y blanco del otro, con tenedores y cuchillos plateados muy sencillos.

Me agrada como se ve todo bien acomodado, le brinda un toque familiar y cálido que no es usual en el apartamento. Es la primera vez que tendré tantos invitados.

Una playlist de los años ochenta suena a través del home theater del la sala. Me muevo al ritmo de Sheena is a Punk Rocker de los Ramones y canto, animada.

Las luces navideñas que compramos para ornamentar se encienden y se apagan al ritmo de la melodía, me encanta esa función. Ha sido diseñada para tener cambios leves con villancicos, pero ni a Nina ni a mí nos agradan los temas navideños, así que es entretenido ver como el efecto pareciera salido de una discoteca. Creo que esa es una de las pocas cosas que ambas tenemos en común: Navidad está bien como fecha de reunión, pero eso del espíritu navideño que se apodera del país, con música temática y películas románticas baratas por todo el mes es asfixiante e insoportable. Ambas estamos hartas de escuchar quince versiones diarias de All I Want for Christmas en cada tienda a la que entramos.

Por el rabillo del ojo me llega el vaivén de las luces, que titilan al ritmo del estribillo de la canción. Definitivamente nos pasamos un poco de la raya con la iluminación, teníamos miedo de que una caja no fuera suficiente, así que compramos cuatro. Los pequeños focos de colores cuelgan como cortina por encima de la ventana que conduce al balcón, detrás del sillón y alrededor del árbol. También bordean el umbral que conduce al corredor y se enriedan alrededor de un muñeco de nieve falso que encontramos de oferta ayer, cuando regresábamos del mercado.

—¿Cómo va la cocina? —pregunto a Nina, que está de espaldas a mí—. ¿Quieres que suba el aire acondicionado? El horno está haciendo que esto parezca un sauna.

—Todo en orden —contesta ella, concentrada en algo más—. Estoy midiendo el jugo de limón para no ponerle de más al pollo.

—¿Pongo más frío el aire o no?

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Where stories live. Discover now