2. (IN)CÓMODA

14.6K 1.3K 714
                                    

De entre las varias millones de personas que viven en este país, tenía que acabar en el coche de una fan, ¿cómo no? La mala suerte me persigue como si fuera mi propia sombra

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De entre las varias millones de personas que viven en este país, tenía que acabar en el coche de una fan, ¿cómo no? La mala suerte me persigue como si fuera mi propia sombra.

No soy una gran celebridad, jamás sospeché que habría probabilidades de que justo me fuera a topar con alguien que me admira en esta situación: en medio de la carretera, en un sitio prácticamente desértico, en plena madrugada y en un día de semana. Mi preocupación era que pudiera cruzarme con algún conductor de camiones pervertido, no con una fan.

Los fans ponen nerviosa.

A pesar de llevar varios años en la industria musical, me incomoda mucho cuando las personas dicen que los inspiro, que les he salvado la vida, que soy su modelo a seguir, que me admiran o cualquier discurso similar.

No soy digna de esas emociones. No puedo aceptarlas. Un seguidor o un fanático no puede ver más allá de la imagen proyectada en la pantalla, es incapaz de notar los errores y las imperfecciones de sus ídolos, lo que llevan dentro.

Y yo soy un desastre. Mi carrera y mi vida privada son dos desastres incluso mayores.

—¿Puedo poner la radio, mejor? —pregunto a Nina. Intento ocultar mi nerviosismo.

—Cla-claro. Pon lo que quieras, como si fuera tu coche —responde ella, claramente avergonzada.

Al menos, hasta ahora no ha intentado pedirme un autógrafo o una selfie. Esta niña se ha comportado con respeto y madurez, algo que aprecio y agradezco.

Observo el panel de control para ver cómo funciona y, ni bien hallo el botón para pasar a la radio, lo presiono. Un horrible sonido a estática escapa de los parlantes y nos aturde. Bajo el volumen con prisa y comienzo a girar la perilla que permite buscar alguna estación musical que pase cualquier clase de ritmo las veinticuatro horas.

—Ahora que lo pienso, dudo que sintonices algo en este sitio... —murmura Nina, deja la frase inconclusa.

No estoy enfadada con ella, espero que lo entienda. Me alegra que disfrute de lo que hago con tanta pasión, es solo que no creo merecer su fanatismo.

—Tienes razón. Seguro que solo pasan el pronóstico del clima por la mañana. —El humo escapa de mi boca al hablar—. El presentador luego se debe arrojar al pasto a morirse de aburrimiento.

—Es posible.

Continuamos en silencio por un buen rato. Yo aprovecho para fumar hasta que ya no me quedan más cigarrillos. No sé si lo hago por tedio o por ansiedad, quizás es una mezcla de ambas emociones.

Cuando mis piernas comienzan a cansarse, las cruzo sobre el asiento con cuidado de no tocar, por accidente, el mando que se encuentra entre Nina y yo. Lo último que desearía es que un descuido mío nos haga perder el control. Son los gajes de mi altura, me cuesta mucho acomodar las piernas en el transporte. Jamás hay suficiente espacio como para estirarlas por completo.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Where stories live. Discover now