25. (IM)PERDONABLE

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Myre termina de acomodar nuestra ropa nueva en su ropero-habitación

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Myre termina de acomodar nuestra ropa nueva en su ropero-habitación. Coloca todo lo mío en un mismo sector para que no se mezcle, es meticulosa y ordenada en cuanto al modo en el que lo hace. Esto me sorprende. Siempre creí que, con su personalidad arrolladora, sería una mujer desorganizada. Para mi sorpresa, sin embargo, se asegura de separar los atuendos por color y de que toda prenda tenga el frente hacia su derecha. En una caja de plástico que compramos hoy ha colocado la ropa interior y los pijamas, también el traje de baño; esto lo hizo mientras yo usaba el baño, así que no tuve voz ni voto al respecto. Los tres pares de calzado se hallan junto con los de ella, en un rincón de las estanterías.

—Bien, ya está. —Se lleva ambas manos a la cintura y gira hacia mí—. Ha sido un buen día, ¿no te parece?

—Sí —bostezo—. Pero me ha dejado agotada. No siento las piernas, y creo que me han salido ampollas en las plantas de los pies.

—¿En serio? No son ni las diez de la noche —recrimina ella—. Pensaba sugerir salir a dar una vuelta y estrenar ropa nueva. Si no quieres, lo dejamos para otra ocasión.

—Supongo que si me permites descansar una o dos horas, puedo recuperar fuerzas. —Comienzo a juntar las bolsas vacías y a acomodar una dentro de la otra para arrojarlas a la basura.

—¡Perfecto! ¿Te preparo un café?

—Eso estaría genial —afirmo—. ¿De dónde sacas tanta energía?

—Ni idea. No suelo dormir demasiado. —Myre se encoge de hombros.

—Qué envidia te tengo. Mi sueño frustrado es hibernar como un oso por varios meses —bromeo.

—Y el mío es no necesitar dormir nunca más —contradice ella—. Es una pérdida de tiempo. La vida es breve y pasamos un cuarto de ella en sueños. Gran desperdicio.

—Nunca lo había pensado de esa manera... —Llevo una mano a mi barbilla.

—Yo lo pienso demasiado a menudo. —Desvía la mirada y hace una pausa—. Como sea, ¿qué clase de café?

—El que sea. Con mucha azúcar —pido—. Lamentablemente, siempre me entra sueño después de cenar. Y comimos un montón antes de volver.

Apenas acabo de decir eso, me siento culpable. Me prometí a mí misma ser más cuidadosa con lo que como y en qué cantidad lo hago. Pero en el restaurante asiático al que fuimos las cosas eran riquísimas y acabé por pedir más de la cuenta. Suspiro, frustrada y enfadada conmigo misma.

Cambiar aquello que no te gusta de ti misma es difícil. Aunque tengas fuerza de voluntad, tu mente a veces se olvida de que buscas modificar algo en ti y se deja llevar por la costumbre. Sé que el que quiere, puede lograr sus metas.

Y yo necesito trabajar duro en ello si es que quiero verme al espejo y gustarme.

No suelo pensar demasiado en el asunto. Mi apariencia nunca fue un problema porque no me interesó jamás resultarle atractiva a alguien. Ahora, en cambio, cuanto más tiempo paso junto a Myre, más envidio su silueta. Quisiera ser como ella. Quisiera que ella se volteara a verme a mí así como yo me volteo a verla cuando no lo nota. Quiero poder ponerme un traje de baño bonito y que le guste, no solo que me halague por compromiso.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Where stories live. Discover now