19. (IN)ALCANZABLE

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Los primeros dos días en el apartamento transcurren con prisa y, al mismo tiempo, aletargados

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Los primeros dos días en el apartamento transcurren con prisa y, al mismo tiempo, aletargados. No tengo ganas de hacer nada, salvo quedarme tirada en el sillón desde que amanece y hasta la hora de dormir; ni siquiera me atrae la idea de poder ver tanta televisión como se me antoje. Mis energías se diluyeron en algún momento, es casi como si mi cuerpo hubiese decidido tomarse vacaciones de la vida.

Cuestiono cada una de las decisiones que he tomado en la última semana. Luego me enfado conmigo misma por considerar que haberme ido de casa fue un error cuando, en el fondo, comprendo a la perfección que necesitaba hacerlo tarde o temprano. Es solo que... me hubiese gustado prepararme antes de partir.

Soy una montaña rusa emocional, un torbellino de sentimientos encontrados. Decenas de preocupaciones se enredan en mi interior y no tengo la paciencia suficiente como para ordenarlas y lidiar con ellas.

Quisiera poder entender lo que me embarga, pero temo que no conozco ninguna nomenclatura apropiada mi estado anímico actual.

¿Cómo explicarlo? Todos aquí en el apartamento son simpáticos y me tienen paciencia, aunque me siento fuera de sitio porque no hay nada en común entre Shanice, Kaya y yo. Soy un parásito, una mascota más a la que deben alimentar. Y eso está mal. Me molesta. Y, al mismo tiempo, es la única opción que poseo en estos momentos. No hay otro sitio al que ir y el dinero no crece en los árboles.

"¿Qué hora es?", observo el cielorraso y sus manchas de humedad. "Creo que temprano".

Me incorporo, coloco los lentes frente a mis ojos y busco con la mirada el reloj que cuelga de uno de los muros. Son apenas pasadas las siete de la mañana, pero dudo ser capaz de volver conciliar el sueño. El sillón, muy a mi pesar, es incómodo y lastima mi espalda. Hace frío y la luz natural que se comienza a colarse por las ventanas se torna molesta. Además, ideas y nociones negativas no dejan de taladrar mi mente. Tengo que ocuparme con algo o enloqueceré.

Bostezo. Creo que Shanice y Kaya todavía duermen; la primera de ellas no se levantará hasta pasado el mediodía, la segunda despertará pronto y saldrá corriendo por la puerta con apuro y sin tiempo de desayunar ni nada. Al parecer, esa es su rutina. También hay otra chica más aquí, su nombre es... no lo recuerdo. Ha ido a pasar el mes entero con sus tíos al sur del país y regresará la próxima semana.

Con cierta resignación, me pongo de pie. Tomo un cambio de ropa de la bolsa que dejé en un rincón y voy a darme una ducha veloz para despabilarme. Luego, preparo una taza de café y dos rodajas de pan tostado con manteca, que es lo único que encuentro sin nombre en las alacenas.

Será un día mentalmente agotador porque es momento de comenzar a buscar un empleo y no tengo ni la más mínima de por dónde comenzar. Me anotaré para lo que sea. Primero, aplicaré por internet a aquellos sitios que me interesan de verdad, los que pagan bien y son cómodos. Luego, en la tarde, iré a las tiendas de aquí cerca a ver si alguna está contratando gente nueva; Shanice dice que siempre hay carteles que ponen que buscan cajeros y puestos similares. El salario es mínimo, pero serviría para cubrir una porción de la renta mientras hallo algo mejor. Sobrevivir es lo primordial. Si no puedo encuentro la manera de ganar algo de dinero pronto, me sacarán a patadas de este apartamento.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora