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[Raquel]

Después de esa sensación de vacío y adrenalina, ambas reaccionamos y no tardamos mucho en comenzar a movernos, Alicia llamo a la ambulancia  y yo fui a buscar a Anais que se encontraba en el coche del ahora difunto Germán.

La noche se sintió tan áspera, luego de algunas preguntas de la policía y mucho pero demasiado misterio, el cuerpo fue sacado del lugar, dejando una asquerosa sensación en este, digna de su alma. Lo que Alicia le preocupaba era Anais, al igual que yo, después de esas últimas palabras de Germán, dejo un gran incógnito en nosotras pero Alicia tenía que decirle a Anais que había ocurrido, aunque fuese una cruel realidad, pasaron semanas, incluso meses y Alicia no podía con eso, hasta que un día ella simplemente lo dijo y pensaba cualquier reacción de ella, alguna agresiva o que demostrase la negación de aceptar que su padre estaba muerto pero ella simplemente la miró y con su intensa mirada le comunicó que a ella esa información no le importaba.

El tiempo comenzó avanzar y a medida que avanzaba me daba cuenta que nuestra confianza crecía, nuestra relación había pasado por tanto: desde Alberto intentando arruinarla hasta Germán suicidándose en frente de nuestras narices. El paso del tiempo me hizo darme cuenta del amor, del verdadero, yo realmente pensaba que no era cierto y que era todo obra de una buena producción de cine pero no, sólo había que encontrar a la persona indicada y esa persona era Alicia, ya la había encontrado.

Habían pasado dos años para ser exactos y estaba viviendo una de los mejores momentos de mi vida, mi graduación. Los años fueron asombrosos a pesar de todo y pensar en terminar esta etapa de mi vida me ponía la piel de gallina. Era una ceremonia y dentro de nada estaría ahí, recibiendo mi diploma, la emoción se desbordaba de mi pecho junto con diferentes emociones.

Sentí su cálida respiración en mi nuca, moviéndose lentamente hacia mi cuello, un escalofrío recorrió mi columna, Alicia abrocho el collar piedra ojo de tigre, a través del espejo me regaló una dulce sonrisa que desbordó toda mi energía, me di la vuelta quedando frente a ella, ordenó mi cabello con delicadeza. – ¿Estás lista para graduarte? – Pregunto burlón mirándome a los ojos, asentí. – ¿Cómo te sientes? – Pregunto con una sonrisa. – Tengo nervios, emoción, felicidad, de todo un poco – Respondí con una risita nerviosa, Alicia acaricio mi mejilla y se acercó. – No tienes porque estar nerviosa, todo saldrá bien – Dijo dando pequeños besos en mi mejilla provocando leves cosquilleos. – ¿Tu crees? – Pregunte dejando mis manos en su cintura, hizo un sonido afirmativo. – No es que yo lo crea, nada sucederá, además de una gran graduación – Dijo alejándose para poder verme completa – Además... – Su mirada analizó absolutamente todo – Estás preciosa – Completo volviendo su mirada a mi, tomo mi mano. – Ya es hora... – Dijo y comenzamos a caminar hacía la salida, junto con Anais que por supuesto tenía que venir.

Al llegar a la ceremonia, todo se veía bien decorado, había comida y tragos que daban un tanto de antojo, estaba segura que en un rato iría tras ellos. Comencé a divisar a la gente, intentando encontrar a Mónica y Ángel pero mis ojos cayeron en aquel hombre que en seguida me devolvió la mirada, Alberto tenía una vista desafiante pero no tanto cómo la mía al demostrarle que todo lo que hizo en su pasado no funcionó, entre cerré los ojos y di una leve sonrisa desviando la mirada, sintiendo su atención en mi por unos cuantos segundos, miré a Alicia mostrando mis verdaderos nervios. – ¿Estarás bien? – Pregunto con su mano en mi hombro, asentí rápido. – Allá está Mónica – Dijo mirándola, busque entre la multitud y la vi junto Ángel, sonreí victoriosa. – Iré con ellos – Dije con ganas de darle un gran beso en su mejilla pero aún ni siquiera eso podía hacer, Alicia sonrió y nuestros caminos se separaron. – Que guapa viniste, yo casi vengo en pijama – Dijo Mónica, reí. – Te ves demasiado bien, bueno, los dos se ven muy bien – Dije mirando el traje de Ángel.

La ceremonia se dio por empezada, con cursis palabras que sacaban de una libreta la cual leían en todas este tipo de ceremonias, se veía en el rostro de la directora que odiaba recitar aquellas palabras así que mezclaba sus sentimientos con lo escrito y le salía bastante bien, mire a mi alrededor intentando divisar a aquellas personas, mis padres, en estos dos años no habíamos hablado y en verdad no se que esperaba, termine de pagar la academia yo.  – Raquel Murillo – Se escuchó desde el escenario, reaccione rápido y me levanté del asiento con una leve vergüenza, comenzaba aceptar el término de esta etapa con total felicidad.

– Ya eres una graduada – Celebro Alicia conmigo cuando volví a mi asiento, le di un corto abrazo y bese su mejilla rápido. La ceremonia se dio por acabada, después de horas y horas ahí, mis pies comenzaban a doler y Alicia había dicho que íbamos a cenar juntas esta noche para no acabar así cómo así.

Entonces salimos del lugar con nuestras manos tomadas, mostrando lo que en cinco años no pudimos, con la victoria en mi alma.

Alicia reservó una cena en un restaurante, era completamente colorido y tenía un gran ambiente, podía pensar que era mi hábitat natural. Al entrar y sentarnos sentí la emoción de Alicia, ¿Quería decir algo?, tal vez estaba igual de emocionada que yo al haberme graduado.

Cuando nos trajeron la carta, Alicia y Anais comenzaron hablar en susurros dando pequeñas risitas que me causaban intriga, Alicia aclaró su garganta captando mi atención. – ¿Ya sabes que pedir? – Pregunto, negué con la cabeza. – Tengo dos opciones, ¿Y tú? – Dije mirándola con una pequeña sonrisa. – Nosotras ya sabemos que pedir – Dijo Alicia con una sonrisa aún más grande, Anais se acercó y tomó mi carta. – Esta sección es buena – Dijo Anais con una pequeña timidez, la miré atenta. – Veré que encuentro – Dije en un tono suave y aunque estuve indecisa por fin pude elegir, el camarero retiró nuestras cartas y pidió nuestra orden. – Raquel... – Dijo Alicia, la miré de inmediato, hizo una pequeña mueca y tocó el hombro de Anais. – Tenemos que hablar contigo – Dijo poniéndose seria, dejando caer sus lindas facciones, parecía ser algo bastante importante. – ¿Sí?, venga, las escucho – Dije dando inicio a la conversación, Alicia miró a Anais, dando el visto bueno para que ella hablara. – ¿Te gustan las piscinas?, ¿La tranquilidad? – Partió Anais con preguntas que me causaron un tanto de gracia, asentí. – Bien, pasaste al siguiente nivel – Dijo. – Interesante – Respondí con una pequeña risita nerviosa. – ¿Te gustaría acompañarme a una aventura? – Pregunto Alicia totalmente en serio. – Claro que sí – Dije sin pensarlo dos veces – ¿De qué trata la aventura? – Pregunte, Alicia sonrió y su respuesta fue la que menos esperaba pero era un sueño hecho realidad. – Nueva Zelanda – Aquellas palabras desataron algo que era imposible contener de vuelta, estaba verdaderamente sorprendida. – ¿Que dices?, ¿Te vienes con nosotras? – Propuso junto Anais y no lo dudé ni siquiera un segundo. – Me voy con vosotras – Respondí, ambas chocaron sus manos celebrando mi respuesta, Alicia acercó su silla a la mía y tomó mi mano. – No te vas arrepentir, lo juro – Dijo dando leves caricias en esta. – Nunca lo haría si estoy contigo – Dije con total sinceridad y los ojos de Alicia se iluminaron, dejo un corto beso en mi mejilla y volvió acomodar su silla en la posición inicial. – ¿Cuando nos vamos? – Pregunte confusa, ambas se miraron y rieron, Alicia tomó nuevamente mi mano. – En una semana – Soltó Anais rápido, abrí los ojos sorprendida y miré Alicia que sólo asintió, perdí mi mirada en un punto vacío de la mesa, era demasiada información en tan poco tiempo que aún ni siquiera procesaba que estaba graduada. Alicia tocó mi hombro sacándome de mis pensamientos. – ¿Que dices? – Pregunto dejando su mano en la misma posición. – Digo que no puedo esperar a que pase la semana – Respondí. 

Caramelos de miel entre
Tus manos
Te prometo una cita ideal
Adorando la vitalidad

A Punta de Espada//Ralicia Where stories live. Discover now