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Mi amante tiene un humor
Hace reír en los funerales
Sabe que todo el mundo lo rechaza
Debí haberla idolatrado antes.

[Raquel]

Cuando su relajante voz se escuchó desde la otra línea, pude sentirlo, pude sentir la calma llegando a mi cuerpo nuevamente, suspire aún sin decir ninguna palabra. – ¿Estás ahí? – Pregunto, una inevitable sonrisa se hizo presente en mi rostro. – Alicia... – Dije intentando contener mi quebrada voz, un pequeño ruido salió de su boca. – ¿Podemos... – Un frustrado resoplo salió de mi – Vernos? – Solté por último y en ese momento caí por el sentimiento que aquello no era un afecto normal, yo estaba enamorada de Alicia Sierra, sentía un amor que se desbordaba por mi pecho, un choque de emociones cuando la veía, lo único real era esto. – Claro, Raquel. –

Sentí sus cálidos brazos pasar por mi cintura apenas la tuve cerca, nuevamente ese sentimiento se hizo presente, cuando nos subimos a su auto, su mirada fue intensa. – ¿Paso algo? – Pregunto acomodándose en su asiento, asentí apretando mis dientes, una parte de mi ya no quería recordar ese momento pero Alicia se merecía una explicación, en la radio la presentadora decía la hora. 8:34. Suspire. – Siento haberte llamado a esta hora – Dije al fin alguna palabra, Alicia negó con la cabeza. – Ni siquiera lo menciones – Sonrió – Sólo que tendrás que cenar con nosotras – Dijo por ultimo, ¿Nosotras?, pensé confundida hasta que el pensamiento vino de golpe, abrí los ojos sorprendida. – ¿Anais? – Pregunte entrecortada y con los nervios en la garganta, Alicia asintió y prendió el auto. – ¿Vas a contarme? – Pregunto Alicia mientras su mirada estaba enfocada en la carretera, lo había olvidado casi por completo, en mis adentros una parte no quería decirle y no sabía muy bien el porqué de eso. – Alguien llamó a mis padres esta tarde – Comencé a pesar de la vergüenza que me causaba hablar aquello, Alicia escuchaba atenta. – Era un hombre pero no dijo su nombre – Especifique – Dijo que yo era – Di una pausa para tragar saliva nerviosa, Alicia me dio una corta mirada – Ya sabes... – Me limité a decirlo, volteé mi mi vista hacia la ventana. – ¿Que eras qué? – Pregunto Alicia, juraba que aquello era una broma de mal gusto de su parte, la miré, levantó sus cejas. – Alicia – Dije rendida, hubo un pequeño silencio, negué con la cabeza – Bo... les... – Tartamudee nerviosa por su reacción, Alicia asintió para que siguiera, me quedé en silencio y cuando la luz marcó roja me miró. – Y, ¿Lo eres? – Pregunto con una pequeña sonrisa, la miré detenidamente.

¿Lo soy?.

La luz marcó verde y la mirada de Alicia volvió donde antes estaba. – Creo que – Miré hacia la carretera – Supongo – Dije en voz baja, casi en un murmuró, la risa de Alicia se hizo presente y después una dulce sonrisa, sonreí a la par. No pasaron unos cuantos minutos cuando ya habíamos llegado a su casa, cuando estacionó el auto, me miró detenidamente, nuestras miradas se conectaron unos segundos, cuando una sonrió se formó en los labios de Alicia. – Tenemos que entrar – Dijo abriendo la puerta, asentí haciendo lo mismo, seguido entramos. Su casa se veía diferente, tal vez porque la presencia de Germán ya no habitaba en aquel lugar, el color había cambiado y se sentía más ligero el ambiente, la voz de Alicia me sacó de mi observación. – ¡Anais! – La llamó, sus pasos se escucharon bajar la escalera apresurados, al fin la veía, corrió hacia los brazos de Alicia formando un dulce abrazo, sonreí con nervios, Alicia se levantó y dejé su mano en mi hombro. – Ella es Raquel – Acarició mi hombro – Una gran amiga – Dijo por último con una risilla burlona, mire a Anais con una sonrisa, se acercó lentamente y me observó unos cuantos segundos, tenía las mismas pecas de su madre, al igual que su nariz, era cómo ver una Alicia en miniatura. – Me llamo Anais – Dijo extendiendo su mano hacia mi, la tomé delicadamente y la estreche. – Tu madre me ha hablado mucho de ti – Dije mirando a Alicia, miraba todo con una gran sonrisa, Anais comenzó a caminar aún con nuestras manos tomadas, me llevo al salón, me mostró unos dibujos que había hecho en la escuela, me dijo cuánto se había demorado en hacerlos y lo mucho que le costó conseguir que quedarán así, era bastante encantadora, habíamos formado una verdadera conversación y el rastro de Alicia no se hacía presente en el salón. – También tengo otros dibujos pero están en mi cuarto – Dijo volviendo a ordenar los dibujos. – ¿En serio?, te gusta mucho dibujar al parecer – Dije con una dulce sonrisa, ella asintió rápido. – Dibujo demasiado pero casi nunca los termino – Dijo mirando por donde Alicia entraba con platos de comida, le extendió el plato a Anais y luego a mi, intercambio miradas, una sonrisa se formó en sus labios. – Falta tu plato, ¿Voy a por él? – Pregunte levantandome. – Te acompaño – Dijo Alicia aún con esa pequeña sonrisa, asentí, el paso del salón a la cocina era mínimo así que no nos tardamos en llegar, Alicia me miró cortamente y comenzó a servir. – Anais es maravillosa – Dije sincera, una corta risita salió de Alicia, dejo el plato en el mesón y me observó. – Siento haberte dicho amiga – Dijo Alicia con su mirada en el plato, mis mejillas comenzaron a hervir, negué con la cabeza. – Eres más que una gran amiga – Bromeo acercándose, sonreí. – ¿Que se supone que soy? – Pregunte viendo cómo se acercaba cada vez más. – Más que eso – Respondió, soltó una risita, sonreí rodeando su cuello con mis brazos. – Ya veo – Dije acercandome a su rostro, dejo su mano en mi cintura y miro mis labios. – No creo que tenga que demostrarte que eres – Dijo. Hice un corto ruido – No lo sé – Bromee, besé su mejilla, Alicia me miró atenta esperando por algo más, di un corto beso en sus labios, sonrió levemente y se separó. – Tenemos que volver – Dijo Alicia tomando su plato, cuando volvimos Anais aún no había comido nada, dijo que nos había esperado. – ¿Por qué tardaron tanto?, estaba muriendo de hambre – Dijo Anais comiendo, Alicia me miró y yo a ella, solté una pequeña risita. – Tuve que calentarlo nuevamente – Dijo Alicia mirándome, sonreí mientras llevaba la comida a mi boca.

A Punta de Espada//Ralicia Where stories live. Discover now