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[Raquel]

Moví el lápiz inquieta, no me arrepentía de haberme sentado con Tokio, en verdad era bastante encantadora pero aún así su agradable voz se había convertido en un agotador sonido, tal vez por lo mucho que hablaba o por las cosas que decía. La semana había pasado tan lento contaba las horas para que por fin fuera Viernes. Mónica me miró de soslayo con una pequeña mueca, la miré detenidamente y pude obtener su mirada en mí, sonreí leve y me acomode en el asiento, levante las cejas intentando comunicarle lo aburrida que me sentía, arqueo una ceja y sonrió, soltó una risita al igual que yo, Tokio dejó de hablar repentinamente, la miré rápido. – Claro, claro – Dije intentado volver al tema de conversación pero me había perdido hace mucho tiempo atrás. – ¿Ves?, yo sabía que tu querías hacer el trabajo de psicología conmigo – Dijo Tokio con una sonrisa, abrí los ojos sorprendida, asentí. – Si, me encantaría – Dije entrecortada y no tan convencida, la alegría de Tokio dejo el ambiente tranquilo pero mi yo interior estaba en medio de un mar de pensamientos.
La clase terminó, tomé mi bolso y me despedí de la mejor forma de Tokio.
Mónica tomó mi brazo cuando comencé a dirigirme hacía cafetería, detuve mi caminar y la miré atenta. – ¿Que sucede? – Pregunte confusa. – Nada, nada, sólo camina – Dijo y comenzamos a caminar. – Últimamente estás rara – Solté, Mónica soltó un resoplo y sonrió sarcástica. – ¿Yo?, ¿Te has visto? – Pregunto. – ¿De qué hablas?, sólo he estado con Tokio – Dije dándole una corta mirada. – Ya ves – Dijo por último. – Moni, no me dejes con la duda, ¿Que ocurre? – Dije y Mónica soltó un suspiro. – No lo sé, es Tokio – Dijo con la mirada baja. – Son tonterías mías, deja' – Dijo acercándose al mostrador. – Es simpática – Dije intentando convencerla pero fue en vano, ella no quería seguir hablando de Tokio y menos yo.

Tome un sorbo de mi té y di vuelta la página de ese examen que para mi era el peor pero había llegado al final y podía irme por fin. A Mónica aún le faltaban cuatro páginas y lamentaba no poder despedirme de ella. Salí del salón victoriosa, estaba tan satisfecha, no se me había dificultado ninguna pregunta, fui a la salida y tal cómo me había dicho Alicia, la esperé, los minutos pasaban y no se hacia ver su presencia, los demás comenzaron a salir, todos amontonados, traté de reconocer algún rostro y para mi mala suerte fue el que menos quería ver, una maliciosa sonrisa se hizo presente cuando me miró, fueron dos segundos que me hicieron recordar todo lo que había vivido hace unas semanas atrás, desvíe la mirada de Alberto y reconocí a Alicia venir a lo lejos, aclaré mi garganta y sonreí nerviosa al juntar nuestras miradas.

– No te vi en todo el día – Dijo Alicia y miró a su alrededor comenzando a caminar hacia el estacionamiento. – Estaba – Me interrumpí al darme cuenta de lo que decía Mónica, había estado toda la semana con Tokio, ayudándola en sus dudas acerca las clases. – Estuve toda la semana en exámenes – Me corregí, también era verdad, esta semana había sido tan atareada que lo único que quería era tener esta cena, cómo un regalo por soportar toda esa ola de exámenes. Me subí a su auto y pude recibir un beso en la mejilla inmediato de Alicia, sonreí con mis mejillas comenzando a hervir. – ¿Cómo estuvo tu semana? – Pregunte mirándola. – Estaba esperando que llegará el Viernes – Se oyó sincera, los nervios brotaron en mí. – Por... ¿Qué? – Pregunte entrecortada, una risita se escuchó de Alicia. – Sabes la respuesta – Dijo Alicia y me dio una corta mirada, sonreí totalmente sonrojada.

El viaje se hizo corto por la profunda conversación que tuvimos, era tan divertido hablar con Alicia, su pizca de humor negro en cada cosa que contaba era una cualidad tan marcada en ella que simplemente me encantaba. – ¿Y Anais? – Pregunte sacando los ingredientes que Alicia me pidió. – Mi madre quería quedarse con ella el fin de semana – Dijo Alicia comenzando a cocinar – Mencionó algo de un parque nuevo que había cerca de ella – Dijo por último, sonreí cortando las cebollas en pequeños pedazos. – Entonces, ¿estamos solas? – Pregunte, Alicia me miró y soltó una risilla. – Pues si, ¿Por? – Dijo burlona, negué con la cabeza. – No oigo la respuesta – Se acercó quedando atrás mío, sentía su respiración correr por mi nuca y eso me causaba múltiples escalofríos. – Pura curiosidad – Dije intentando mantener mi postura pero se me fue imposible, un pequeño ruido salió de boca. – Me había parecido entender otra cosa – Dijo acercándose un poco más a mi nuca, me di vuelta, quedando a escasos centímetros de su rostro, una leve sonrisa se dibujó en Alicia, movió algunos mechones de cabello mientras miraba con atención cada detalle de mi rostro, dio un paso más, se acercó a mi labios y sin juego previo los beso, subí mi mano a su mejilla, Alicia bajo sus manos a mi cintura y cuando el beso se intensificó me tomó de los muslos y me subió al mueble, bajo sus besos a mi cuello, tiré lentamente mi cabeza hacia atrás sintiendo con profundidad, tal vez era por el vino que bebimos previamente pero cada: caricia, beso incluso pequeñas miradas, las sentía tan vertiginosamente.

Un fuerte ruido, sonó en la entrada de la cocina, Alicia no lo notó, miré de soslayo y pude encontrarme esa silueta masculina mirar atentamente aquella situación, alejé a Alicia y pude escuchar una queja de su parte, su mirada cambió repentinamente a una de preocupación y con algo de miedo, miré nuevamente a aquel hombre, era Germán, lo había guardado tan bien en mi mente, desde la primera vez que lo vi, hasta ahora en esta incómoda y peligrosa situación, su respiración se agitó, tiro el bolso que tenía en sus manos y comenzó a sacar su abrigo acercándose a Alicia de una manera tan agresiva. – ¿Quieres verme la puta cara de gilipollas? – Pregunto en sarcasmo, Alicia negó con la cabeza, Germán la tomó del brazo tirandola hacía la salida de la cocina. – ¡Con una puta mujer! – Exclamo con su voz desgarrada por la furia, la empujó con todas sus fuerzas, solamente escuche un pequeño quejido de su parte cuando cayó al suelo, me bajé del mueble y fui rápido hacia ellos, juraba que iba a ser una discusión pero no fue así, Germán tomó de la blusa a Alicia desgarrando la tela de esta, cuando su mano atravesó su mejilla, pude darme cuenta que no era la primera vez que ocurría, gritó cosas sin sentido. Lo empujé con todas mis fuerzas, logré captar su atención y pudo liberar a Alicia de su sucio agarre pero ahora vendría por mí. – ¿Y tú quién coño eres, niñata de mierda? – Pregunto caminando hacía mi, cada paso que daba yo retrocedía pero mi torpeza era mi defecto más característico, caí, para mi suerte en el sofá pero aún así caí y al verme tan vulnerable el aprovecho y tomó mis manos prácticamente esposándome con una de las suyas, solté un quejido y intenté forcejear aquel agarre. – ¿Crees que una niñata cómo tú puede venir y arruinar mi familia? – Pregunto acercándose a mi rostro, su mano libre la llevó a mi cuello y comenzó apretar este sin ningún tipo de consciencia hacía aquellas consecuencias que vendrían si su acto daba los frutos que el quería dada su rabia interior, mi vista se nubló y mi cerebro se sentía pesado, mi respiración no estaba llegando pero pude librarme cuando sentí su pesado cuerpo caer en mi, noqueado por Alicia, tomé el aire que no había recibido durante todo ese minuto y comencé a respirar agitada, intenté quitar su cuerpo de encima, Alicia me miró preocupada y se acercó. – ¿Estás bien?, ¿Te hizo algo? – Pregunto, podía ver una pequeña herida en su labio, junto con sangre alrededor de esta, negué con la cabeza pero mi cuello decía totalmente lo contrario, Alicia bajo su vista a mi cuello y llevo su mano a este, lo toco con total delicadeza y chasqueo su lengua. – Despertará pronto – Dijo Alicia mirando su cuerpo. – No quiero que estés aquí cuando eso ocurra – Volvió su vista a mí, negué con la cabeza. – Alicia, ¿Sabes lo que es capaz de hacer? – Pregunte preocupada. – No te dejaré sola en esto – Dije algo mareada. – Raquel... – Se negó. – Alicia, "despertará pronto" – Repetí sus palabras. – No estemos aquí cuando eso ocurra –.

"Defiendo nuestro amor"

A Punta de Espada//Ralicia Where stories live. Discover now