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[Raquel]

- Maestra - Dije bajo mientras Alicia me llevaba a un lugar incógnito de su casa. - ¿Si? - Respondió Alicia y me miró cortamente. - ¿A dónde vamos? - Pregunte con esa gran duda. - Ya verás - Dijo por último Alicia y subimos unas pequeñas escaleras, era el altillo de la casa y aparentemente una oficina, estaba todo ordenado y lo más probable es que aquella oficina siguiera en uso por la poca cantidad de polvo que había en el lugar, Alicia abrió la ventana de esta. - Entra - Dijo Alicia con voz serena, entre lentamente a la oficina y me acerqué a Alicia, en la mesa se podía ver una foto de una niña y un tipo, el esposo de Alicia, de sólo pensarlo mi pecho se contraía, la niña entonces sería su hija. Hice una mueca y volteé hacía Alicia que me estaba observando. - Es muy linda su casa - Dije esquiva, se escuchó un suspiro de Alicia y levanté la mirada, se veía radiante mirando por la ventana. - Raquel - Dijo Alicia volviendo su mirada hacia mi, la miré por un par de segundos. - ¿Te molesta si fumo? - Pregunto Alicia rompiendo el juego de miradas. - Para nada - Respondí, ahora además tenía que contener mis ganas de fumar. Alicia fue hacia el cajón que estaba al lado de la mesa y sacó: tabaco, papelillos y encendedor. - Dime, Raquel - Dijo Alicia mientras armaba el cigarro - ¿Que harás cuando salgas de la academia? - Pregunto Alicia. - Quiero ser inspectora - Dije y me detuve cuando Alicia levanto la mirada hacia mi y selló el cigarro con su lengua, ¿Por qué tuvo que hacer ese contacto visual?, aclaré mi garganta. - Poder trabajar en casos, siempre ha sido un sueño para mi - Dije por último, Alicia asintió mientras soltaba el humo del cigarro, suspire, yo también quería fumar, la situación lo merecía. - Maestra - Dije sin más y capte la atención de Alicia de inmediato - ¿Por qué sirvió tres platos? - Pregunte, me había arrepentido cuando su mirada se enfocó en mi, una sonrisa se hizo presente en Alicia. - Anais, mi hija - Respondió Alicia y dejo salir nuevamente el humo del cigarro - Tiene siete años - Dijo por último, no la he conocido en persona y por algo será, simplemente la observé, el olor de ese cigarro era exquisito, no sabía si era uva pero Alicia tenía un buen gusto. Alicia apagó el cigarro en el cenicero y me observó, tal cómo yo lo hacía, el hecho que viera cada detalle de mi rostro me dejaba sin palabras. Me acerqué levemente, lo suficiente para sentir su respiración y oler el humo de cigarro que aún permanecía en su boca, observé sus pecas, tenía alrededor de sus ojos, empecé desde ahí, todo su rostro estaba cubierta de aquellas y gracias a la luz de la luna pude averiguarlo, terminé en sus labios, daría lo que fuera por volver a probarlos, Alicia abrió aquellos levemente, ¿Era eso un pasaje para hacer mi deseo realidad nuevamente?, que más da, pensé y me acerqué lentamente, sentía el miedo nuevamente, pero no iba negar que me encantaba sentirlo si de besar aquellos labios se trataba. Junte nuestros labios lentamente, Alicia se acercó, quisiera que esto fuera sempiterno, puso sus manos en mis mejillas acercándome más hacía ella, Alicia se levantó y yo con ella, no quería terminar ese beso nunca, se detuvo en la mesa y me empujó levemente, haciendo que me sentara en ella, puso su mano en mi pierna aquella que temblaba por todas las emociones que estaba sintiendo en ese momento, puse mi mano en su cuello y lentamente subí a su mandíbula, aquella tan llamativa, pude sentir la sonrisa de Alicia en medio del beso y los nervios de porque había hecho eso se hicieron presentes. - Si hago algo mal, hazmelo saber, ¿Si? - Dijo Alicia separándose, abrí mis ojos y asentí levemente, Alicia seguía mirándome y con su mano en mi pierna, acaricie levemente su mejilla y baje mi mano pero Alicia me detuvo y puso nuevamente mi mano en su mejilla, aquello fue tan tierno que me provocó una sonrisa leve, ella era tan tierna pero en la academia era todo lo contrario y aún así amaba las dos facetas, perdí el sentido cuando Alicia se acercó nuevamente y dejo un corto beso en mis labios para luego alejarse, miro su celular y hizo una mueca desagrado. - ¿Que hora es? - Pregunté aún sentada en la mesa. - Es tarde - se limitó a decirme la hora. - ¿Bajemos? - Pregunto Alicia y asentí bajandome de la mesa.

Al día siguiente, me levanté lo suficientemente temprano, me preguntaba si Alicia estaba despierta pero aún así no quería molestarla, me vestí rápidamente y baje las escaleras, veía por todas partes pero no había rastros de nadie, salí de la casa de Alicia, intentando hacer el menos ruido posible, lo que quería en ese preciso momento era mi cama y poder seguir durmiendo y así fue, tomé el primer autobús y me di el tiempo de ver mi celular por un segundo, Nueve llamadas perdidas de: Madre♡. Suspire, se me fue totalmente avisar que no llegaría pero ni siquiera estaba en mis planes, al llegar a mi casa subí a mi habitación, era temprano aún y las posibilidades que mis padres estuvieran en casa eran mínimas.

Tocarte con mis manos
me gustaría,
pero estás tan allá
que no podría
y la melancolía
se refleja en tu mirada.

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora