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Suelto un suspiro al sentarme, mi espalda dolía debido a la mala posición, acaricio mi espalda queriendo menguar el dolor, pero entonces, veo como Sanemi se aferró a mi cuerpo en cuanto me moví un poco. Tenía el ceño fruncido, y apretaba los dientes aún dormido, acaricio su cabello debido a que estaba recostado en mi regazo y recargo mi cabeza en la pared viendo la camilla donde Genya estaba descansando envuelto completamente en vendas.

Según me dijo Sanemi, Genya había recibido bastantes cortes en el cuerpo, causándole casi la muerte. Los doctores apenas y pudieron recuperar su pierna derecha, sin embargo, su brazo fue perdida total, fue un milagro que sobreviviera, eso es lo que dijeron.

-¿ Jia?

Bajo la vista encontrándome la mirada somnolienta de sanemi que estiró su mano para acariciar mi rostro, beso su palma y el suspira.

- Que sucede?

- Pensé que era un sueño.

Niego levemente acariciando su mejilla.

- Estoy aquí.

El cierra sus ojos cansados por unos segundos, y voltea hacia su hermano aún dormido.

- Aún no se ha movido?

- No, estuvo tranquilo toda la noche.- Peino sus cabellos con cuidado.

- Que dijo el doctor?

- Es cuestión de esperar.

El aprieta sus labios y esquiva mi mirada.

- Si tan solo hubiera acudido a los kakushis en vez de intentar curarlo solo...

- Oye, hiciste lo que pudiste...ese día, fue un caos. No te culpo, nadie te culpa.

- y si él lo hace? Puede que nunca vuelva a caminar Jia.

- Genya te ama, sanemi. El entenderá que hiciste lo mejor que pudiste esos días, el lo entenderá, mi corazón es muy bondadoso.

El asiente nada convencido, nos quedamos en silencio hasta que mi estómago ruge con fuerza, suelto una risita.

- ¿Enserio tienes hambre a esta hora?

- Si.

- preciosa, aún no sale el sol.- Ve el exterior y niega.

- Últimamente me da mucha hambre.

El frota su rostro y suelta un suspiro.

- En ese caso, iré por algo de comer. Cuida de Genya por mi.

- Puedo ir yo.

- Iré yo, no quiero que te vuelvas a poner mal.

- ¿Quién te dijo eso?

- El pilar escandaloso.

Ah, Uzui.

El se levanta y tras darle una mirada preocupada a su hermano, sale de la habitación en silencio.

Me levanto con cuidado acercandome a su cama, me siento en la orilla y tomó su mano vendada con cuidado.

- No estás solo, ambos estamos contigo.- susurré, pero pronto toque mi vientre.- Bueno, los tres estamos contigo, así que, debes despertar para conocerlo...

Sus ojos ni siquiera se movieron bajo los párpados, su respiración era lenta, casi sin notarse que seguía con vida.

- Genya, debes despertar. Ya nos haces mucha falta...y yo, no puedo vivir sin mi corazón.- Acaricio su mano parpadeando las lágrimas molestas que se acumulan en mis ojos.- Eres fuerte, siempre lo haz sido, pero en estos momentos debo pedirte que lo seas más, solo un poquito más...Vuelve con nosotros, Genya, por favor.

The First.Where stories live. Discover now