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Al día siguiente, en el resto de la misión me mantuve en silencio, incómoda ante la presencia de Sanemi a mi lado. Me sentía una traidora estando recordando nuestros momentos de amoríos de adolescentes justo a unos días de la fecha luctuosa de mi antiguo prometido.

No quise averiguar sobre si Sanemi se dio cuenta o no de esto, pero me mantenía al margen de sus pláticas.

-¿Que te sucede?

Parpadeó confundida mientras limpio mi katana de la sangre de demonio.

- Nada.

- No me vengas con esas mierdas. Tienes una expresión rara en tu cara, algo te sucede.

- Solo estoy cansada.

Lo escuché suspirar, dejó de lado su almuerzo para acercarse a mi y mirarme fijamente.

- ¿Es por ese tal Haru? Se acerca su aniversario de muerte, ¿verdad?

Le observó sorprendida y él no me mira a los ojos.

- El patrón me dijo que se acercaba una fecha delicada para ti.- Mastico su comida con desgana.

- Si.

- ¿Quieres ir a visitar su lápida?

Le observó sorprendida, el sigue sin mirarme al rostro.

- Pero la misión...

- No creo que nos desviemos mucho.- se encogió de hombros.- Solo será un momento.

Bajo la mirada a mi onigiri sin probar y asiento levemente.

- Gracias...

Comienzo a comer lentamente, le veo asentir de reojo.

Cuando llegamos al cementerio, la nostalgia me invadió cuando vi su nombre tallado en aquella piedra.

Me arrodille en silencio dejando mis cosas en el suelo, pase un trapo por la lápida quitando el polvo y las plantas que habían crecido pegadas a la piedra.

- Estaré por ahí.- escuché decir a Sanemi, simplemente asentí y cuando deje de escuchar sus pasos me sente.

- Lamento no haber venido antes, las cosas no han sido muy bonitas últimamente, Pero te aseguro que estoy feliz, tal y como te lo prometí.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y las limpie antes de que llegaran a mis labios, apesar de que ya eran cinco años desde que murió, dolía igual al día en el que se fue de mi lado.

*******

- ¿Jia?

- ¿Si?- volteo para verlo, me estaba probando un nuevo kimono de color rosa frente al espejo. El esperaba en el recibidor de la tienda.

- ¿Eres feliz?

La pregunta se me hizo extraña, pero aún así sonreí para voltearlo a ver.

- ¿como no sería feliz si en tres días nos casamos?

El sonrió y se puso de pie para acercarse a mi, acomodo el cuello de mi vestimenta y colocó un mechón de cabello tras mi oreja.

- ¿Serías feliz aún si no fuera por eso?

Ladeó la cabeza realmente extrañada.

- No entiendo, ¿te sientes bien? - puse mi mano en su mejilla, el cerro sus ojos y se recargo en mi mano.- ¿Quieres volver a casa?

El abrió sus ojos de color azul oscuro y negó.

- No, quiero pasar cada momento a tu lado.- beso mi palma y deslizó sus labios hasta mi muñeca dejando un casto beso ahí.- Solo quiero asegurarme de tu felicidad.

- En estos momentos estoy feliz, por qué al fin podremos estar sin nadie sobre nosotros. Cuando nos casemos, nos iremos lejos de nuestras familias, viviremos a nuestra manera. Pero...

- ¿N-no quieres?

La duda en su voz me hizo negar rápidamente, tomé su mano con firmeza.

- Si, lo quiero.solo que la vida es injusta a veces y no sabemos cómo nos tratará en cuanto nos casemos.- sonrió con tristeza y miró sus ojos.— Después de todo, he manchado el nombre de mi familia por capricho. La sociedad no perdona, No será fácil, y lo siento de antemano.

- Por algo nos unió el destino - Haru entrelazó nuestros dedos.— de no ser por tus decisiones y las mías, nunca nos hubiéramos conocido.

— Estás muy nostálgico el día de hoy, ¿seguro que te sientes bien?

Estaba consiente de que Haru a veces tenia unas especies de visiones borrosas donde veia cosas inexplicables que el decia que era el futuro, sin embargo, eso jamas se pudo comprobar ya que la mayoría de sus visiones eran erróneas y jamas sucedían.

- No quiero angustiarte, mejor olvida mis palabras. Pruébate de nuevo el otro.

- Pero...Haru...

- Anda.- me empujó jugueton hacia el vestidor.- El azul, ese combina con mis ojos.

Por su comentario arrogante me hizo reír y olvidar por ese momento sus comentarios. El resto de la tarde fue una cita solo con nosotros dos, escondiendonos de los consejeros y los acompañantes que nos habían otorgado para evitar estar solos.

Mientras nos ocultabamos de sus guardias, él me beso de manera imprevista sacándome una sonrisa boba de los labios antes de corresponder, pero algo se sintió diferente, el nunca me había besado de esa manera.

Era fogoso, ardiente y asfixiante. Recuerdo haberme separado entre jadeos, realmente sorprendida por su arrebato. Haru era alguien demasiado educado, Conocía sus límites y procuraba no hacer gestos de cariño entre la sociedad.

- Prometo que voy a hacerte feliz.- susurro frente a mi, abrí los ojos viendo cómo el tenía los suyos cerrados, tenía una expresión de desesperación y angustia pura.- pero no quiero que dependas de mi para hacerlo, úsame como tu apoyo, tu pilar cuando no puedas sostenerte. Te quiero Jia,.

Recuerdo que no me dejó replicar, volvió a besarme de esa manera tan especial y pasional que se me nublaron los sentidos.

Jamás me imaginé que esa fue su manera de despedirse de mi.

****

Cubrí mi rostro con ambas manos queriendo contener el llanto, pronto senti como la lluvia comenzaba a mojar mi ropa y cabello.

Sentí como algo se posó sobre mi cabeza, cuando la alce me encontré con la mirada seria de Sanemi, el se encontraba empapado de pies a cabeza.

— Te enfermaras, ven.

Él me llevo del brazo hasta bajo de un árbol frondoso que nos resguardo de la lluvia. Me senté en el suelo limpiando mi rostro realmente avergonzada.

Sanemi no dijo nada durante minutos, me mantuve en silencio, estaba cansada.

— Me alegra ver que seguiste con tu vida.- comento él tras varios minutos, estaba a mi lado un poco apartado de mi cuerpo, veía la lluvia cayendo en las lápidas.— El debió de ser realmente especial para que tomara la decisión de casarse contigo.

Rei levemente ante su comentario, su forma de llenar los silencios que le incomodaban nunca había cambiado. Era igual de directo y con poco tacto que cuando lo conocí.

— Si, era especial.

El volteo a verme, sabía que había picado su curiosidad.

Me acomode en mi lugar viendo la lluvia torrencial, cerré mis ojos soltando un suspiro, quizá, ya era momento de contarle mi verdad.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO

The First.Where stories live. Discover now