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Mis dedos jugaban con el césped, acariciando su textura y sintiendo el lodo manchar mis dedos. Mi vista estaba perdida en la lluvia que bañaba las lápidas dejándolas brillosas y limpias.

Sentía la presencia de sanemi a mi lado, se mantenía en silencio, expectante a mis palabras.

Tomé aire nuevamente, y abrí mis labios, dispuesta a hablar.

— Lo conocí justo después de haberte visto por última vez.- No me animé a verle, sabía que él lo recordaba muy bien.

— El día que rompimos, ¿no?

Asiento levemente.

— Así, es. Yo...fui con mi hermano, esperaba que me recibiera en su casa, estaba aterrada y me sentía culpable por lo que te sucedió.- Sentí su mirada fija en mi, más no tuve el valor para verlo. — Pero cuando llegue, lo encontré a él en su lugar, Haru no dudo en ayudarme, le llore patéticamente por horas donde solo me escucho sin juzgarme...El fue el único que sabia sobre lo que paso entre nosotros dos. 

— Oyakata sama...

— No lo sabe.- niego levemente antes de que termine la oración.— Verás, sanemi. Hay algo que jamás te conté, yo escape de casa, por qué no quería casarme. Fui comprometida desde temprana edad, y no podía imaginarme una vida sin amor. Perdí contacto con mi familia por mucho tiempo, por lo que mi hermano no sabe muchas cosas de mi...No es por qué no quisiera que lo sepa, sin embargo, hay historias que quiero guardar solo en mi memoria para mí y nadie más. Fuiste mi primer novio, y eso fue realmente especial para mí.

—¿Haru lo tomo bien?

— Si, lo hizo. El fue mi apoyo, me acogió cuando la servidumbre de familia no me quiso de vuelta por mis acciones, y la única forma de mantener ese trato...

—Era con un matrimonio.- Asiento apretando los labios.— Pero...tu familia es de poder, como es que él logró....

— El fue la persona con la que estuve comprometida al nacer. Haru, fue el sobrino del emperador.

Escucho una maldición.

- Déjame saber si escuché bien.- exclamó el realmente sorprendido.- ¿el sobrino del emperador?¿ Tu prometido era el sobrino del emperador?!

Asentí realmente divertida por la sorpresa en su voz.

- Haru fue el sobrino del emperador de ese entonces, era su favorito.

- Pero para poder casarte debías ser de igual jerarquía que él.! ¿Cómo fue que...?

- Mi familia trato de unirnos a la familia del emperador para hacer crecer la asociación de cazadores de demonios. Al menos ese fue el plan de mi padre cuando supo que yo era una niña.

El soltó un jadeo y paso una mano sobre su cabello mojado.

- ¿Por que no me dijiste todo esto cuando estábamos juntos? ¿Que tal si nos descubrían,? ¿sabes lo que me harían?!

- Si te hubiera dicho la verdad, ¿me hubieras aceptado,? - el no contesto.— Pero tranquilo,  nadie lo supo. Corte toda comunicación con ellos, y mi familia conmigo....Estuve sola hasta que tú me encontraste.

— ¿Todo este tiempo, supiste sobre los demonios?

— Tenía una ligera idea, sin embargo, jamás los enfrente, o los vi. Para mi eran solo historias, al menos hasta que escape.

— ¿No deberías estar trabajando como Oyakata sama?

Sonrió con tristeza.

— Tras la muerte de Haru, mi vida se reducido a dos opciones. Casarme con alguien igual de poderoso, o ser cazadora de demonios. Es obvio cual elegí.

— Pero dejaste atrás una vida de riquezas. ¿Por qué elegir ser cazadora. ? Aquí lo único que conseguirás es la muerte.

— Y la satisfacción de venganza.- bajo la vista nada orgullosa de mi pensar. — Tras la muerte de tu familia y de Haru, yo solo quería vengarme de los demonios....entrene sola y pase el examen de puro milagro. Como vez, mi ataque es débil, sin embargo, soy buena esquivando y presintiendo cosas. Me falta mucho por aprender y mucho que vengar, así que si. Este estilo de vida me gusta, me hace sentir útil.

— Jia...

— Tenemos que irnos.

Me levanté y camine hacia la lápida para despedirme, me puse frente a esta y rece en silencio por el eterno descanso de la persona que me acompaño en mis momentos más difíciles.

— ¿Puedo preguntarte algo? - asiento sintiendo su voz tras de mi.— ¿de qué murió?

Suelto un largo suspiro.

— Lo asesinaron unos demonios el día de nuestra boda.  Nuestras familias decidieron casarnos en las afueras de nuestra finca, no habían cazadores suficientes para protegernos estando tan lejos y Cuando él se preparaba fue atacado por un demonio, estaba a una habitación de distancia de él, no pude hacer nada para protegerlo.

— No sabías que lo atacarían...

— No, no sabía. Pero debía estar ahí, yo era la que sabía sobre su existencia. Yo debí advertirle...- el recuerdo vuelve a carcomerme.— Si tan solo yo no hubiera sido tan egoísta, él seguiría con vida.

Cierro mis ojos con fuerza conteniendo un sollozo que salió sin precedentes. Haru había sido alguien con gran corazón, que a pesar de que yo había huido de mi responsabilidad,  me aceptó años después sin ninguna duda, ayudándome y apoyándome sin importarle si su familia viera bien nuestro matrimonio.

- "Solo quiero ayudarte, mereces ser feliz."- había dicho justo después de mencionar el matrimonio.

Cuando la opción del matrimonio salio en la conversación aquel día,  me negué. No quería obligarlo a estar con alguien que amaba a otra persona, pero el me había admitido que había sufrido un mal de amores que destruyo su corazón por completo, y había dicho que si debía estar casado con alguien, decidiría mil veces estar conmigo que con alguien mas. Nunca habia podido preguntarle por que, el se fue antes de siquiera conocerlo pro completo.

Cubro mis labios conteniendo de alguna forma mi llanto, cuando de pronto  algo se posó sobre mis hombros.

Entre lágrimas, pude divisar que, Sanemi me estaba abrazando, y con el dolor nublandome los sentidos me aferre a él con fuerza queriendo no caer de nuevo en el dolor que me entumecia el cuerpo y el alma. Sin decir nada, el se sentó en el suelo mojado y me sostuvo durante todo mi llanto, acaricio mi espalda varias veces queriendo consolarme.

Podrían pasar los años y la impotencia se mantenía en mi pecho, la culpa se mantenía en mis hombros cansandome la espalda y no dejándome dormir.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES.

The First.Where stories live. Discover now