Capítulo 16

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Nos quedamos sentados allí por unas horas, luego Jimin me dijo que ya se quería ir, pensé que sería un buen momento para mi sorpresa.

—Jimin, amor. Hay algo que quiero enseñarte, da la vuelta a la derecha cuando llegues a la intersección de la gasolinera—le dije en cuanto llegamos al auto.

—¿A dónde vamos? —me preguntó curioso.

—Ya lo veras cuando lleguemos—le respondí, colocando un mechón de sus cabellos detrás de la oreja.

—Vaya... esta ciudad es muy... animada—me dijo notando las calles vacías ahora que la llovizna había empezado a caer.

—Si... es muy animado—le bromeé y él se río conmigo. —Ya ves tenemos muchas que hacer antes de empezar clases el próximo lunes, como comprar los víveres... y comprar los víveres...

—Tonto, Jungkook—me empujo juguetonamente.

—Nop, nop. Manos en el volante todo el tiempo, en especial si está conduciendo... este auto...

—No será un flamante auto último modelo, pero al menos me llevará y me traerá—me dijo sacándome la lengua.

—Podrías haber usado el mío cuando no estaba en casa, si tanto quieres huir de la familia cuando no estoy—le dije seriamente preocupado por su seguridad detrás del volante de esta cosa. Jimin pisó el freno con fuerza.

—¡Tú nunca dejas que nadie conduzca tu auto, yo solo lo he conducido porque tú estabas conmigo! —me dijo sorprendido.

—Nunca me lo has pedido prestado, ¿cómo sabes que te lo hubiera negado? —le toqué la punta de la nariz. Él se mordió el labio unos segundos antes de volver a ponerse en camino.

—Vamos justo allí—le señalé la casa blanca que estaba al final del camino.

—¿Conoces a quienes viven aquí? —me preguntó mirando por la ventana apagando el motor.

Me bajé del "auto" y lo ayudé a salir. Caminamos en silencio hasta la casa, yo acariciaba su mano sintiendo su incomodidad. A Jimin nunca le ha gustado conocer personas nuevas, prefería conocer libros nuevos que personas. Saqué las llaves y abrí la puerta.

—Esta es tu casa...—le susurré poniendo mi mano en la parte baja de su espalda y ayudándolo a pasar.

La casa estaba igual que cuando sus padres la dejaron para ir al médico con él. Le había pedido a JB que la comprara y la pusiera a nombre de una sociedad anónima de la cual Jimin es el dueño.

Jimin se quedó parado junto a mí aun sin soltar mi mano, por mi visión periférica veía que miraba todo con detenimiento. Su corazón latía fuertemente en su pecho.

—¿Cómo esta tan limpia? —preguntó después de un rato de largo silencio.

—Una mujer viene una vez cada dos semanas desde Gimhae a sacudir el polvo. Tiene órdenes de no mover nada de su lugar, todo está tal cual lo dejaron tus padres —me haló de la mano para que lo acompañara a ver el resto de la casa, entro a la cocina y se quedó mirando una camisa a cuadros que estaba en el respaldar de una silla. Era la misma camisa con la que su padre salía en una de las fotos que teníamos en el álbum. Jimin alargó su mano libre como para tocarla y luego se detuvo. —Era de Sung Han...tu padre...—le dije suavemente.

Mi ángel parpadeó para mantener las lágrimas al margen. Acercó la mano decidido y la acarició con suavidad. Sin decir una palabra me guio hacia el piso superior. Entramos en el pequeño baño donde estaban los objetos personales de sus padres. Jimin tomó un frasco del perfume de su madre, se lo llevó a la nariz e inhaló profundamente. Salimos del baño y nos dirigimos a la primera habitación que encontramos. Era la de sus padres.

El corazón de Jeon JungkookWhere stories live. Discover now