7. Debe tener cuerpo de modelo de ropa interior

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En mi hogar, mamá nos recibe con toallas secas y té negro recién preparado. No ha dejado de llover desde que abandonamos la huerta y, por lo que dice mi teléfono, el mal clima continuará así hasta mañana al mediodía.

La casa está en silencio, seguramente porque mi hermano pequeño duerme. Victoria se ha quedado en casa de una amiga de la escuela y papá se encuentra en el hogar de mi tío, trabajando en un mueble que llevan semanas restaurando para no sé quién.

—¡Ay! ¡Estás empapado! —dice mamá a Noah—. Te vas a enfermar así, pobrecito.

"¿Las estrellas se podrán resfriar?", me pregunto en silencio.

Aunque yo también me mojé mucho en los metros que separan al coche de la puerta de casa, mi estado no se compara al de mi novio. Lo observo con detenimiento y con curiosidad. Noah lleva el cabello pegado al cráneo, aunque las puntas comienzan a desprenderse y a recobrar su movimiento usual. Su ropa carga con tanta agua que parece que se hubiera lanzado a la piscina con todo puesto. No tirita, pero noto que en sus brazos sí se marca la piel de gallina.

Me muerdo el labio, sé que está así por mí, porque no quería que yo caminara demasiado bajo la lluvia.

—No se preocupe, ya se me secará todo —asegura él a las palabras de mi madre.

—¡No puedes quedarte así! Ven, sígueme. Necesitas una ducha tibia. Pondré tus cosas en el secarropa y te pasaré alguna prenda de mi marido —insiste ella.

—Es una buena idea —coincido—. Mientras, yo iré a mi cuarto para cambiarme y podremos cocinar luego. Todavía es temprano.

—Muchas gracias —acepta Noah—. Y disculpen la molestia. Prometo que haré el pay más delicioso que jamás hayan probado.

—No lo dudo —me río. Muero por probar el pay, en especial luego de que parte de mi almuerzo se arruinara.

Guio a mi novio hasta el baño y le entrego una toalla. Mamá le dejará ropa junto a la puerta para cuando termine de ducharse. Lo despido allí con las indicaciones básicas sobre dónde encontrar shampoo y demás antes de correr hacia mi cuarto.

No tengo nada en contra de llevar el cabello mojado, el problema es cuando comienza a secarse solo sin que lo peine porque se llena de frizz. Me tomo algunos minutos para desenredarlo y recogerlo. Luego, me desnudo para poder secarme y buscar un pijama cómodo. Ya que estoy en casa y que sé que mi novio perfecto no me dejará solo por verme desarreglada, aprovecharé para terminar el día con un atuendo de pordiosera, como suele decir Victoria.

Escojo una camiseta de esas que los parientes te traen de sus vacaciones a la playa —varias tallas más grandes de lo necesario, con un logo mal dibujado y el nombre del sitio en cuestión— y pantalones cortos deportivos.

Como supongo que Noah sigue en la ducha, aprovecho para recostarme unos minutos sobre la cama. En la mañana estaba ansiosa, pero ahora me comienza a invadir el sueño. Cierro los ojos y me dejo llevar por el cansancio. Si me quedo dormida, ya me despertarán luego.

***

֫—¡Amy! —La voz de mi mamá suena desde el corredor—. ¡Amy! ¿Qué tanto estás haciendo allí dentro desde hace casi dos horas? ¿No vas a ayudar a cocinar?

Me incorporo de un salto. Como lo sospechaba, me eché una siesta sin querer. Estiro los brazos hacia arriba y bostezo, me siento mucho más relajada. Me encanta descansar con el sonido de la lluvia que cae al otro lado de la ventana.

—¡Voy!

Descalza, abro la puerta de mi cuarto y le sonrío a mamá. Ella me observa con curiosidad. Seguro tengo el cabello hecho un desastre, pero ¿qué más da?

El chico que bajó de las estrellas (COMPLETA)Where stories live. Discover now