1. El novio perfecto

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A pesar de vivir en una zona rural, Mountain Oak Highschool se encuentra bastante cerca de mi hogar, por lo que el bus pasa a recogerme al final del recorrido. Eso me permite levantarme un rato más tarde que a otros alumnos y me brinda suficiente tiempo como para desayunar sin prisas y a solas. Soy siempre la última en abandonar la casa.

Mis padres ya han salido rumbo a sus empleos hace casi dos horas y llevaron con ellos a mis hermanos menores, que estudian en Sunset Drive Middle School; el edificio les queda de paso.

Entre bostezos, pongo un waffle congelado en la tostadora y voy a buscar jugo de naranja cuando, de repente, escucho un golpeteo. Mi primer instinto es asumir que se trata de mi tío, que vive en una casita pequeña al fondo del jardín y que suele trabajar con madera. Sin embargo, pronto me doy cuenta de que el sonido proviene de muy cerca.

"¿Habrá una rata o un conejo atrapado en el sótano?" me pregunto, no sería extraño que un animal pequeño encontrara un hoyo por el cual meterse; después de todo, en esta zona hay gran variedad de fauna: desde zorrinos y hasta ciervos que caminan por nuestro jardín antes del invierno.

Intento ir hacia allí, pero el ruido viene de otro lado... ¿la puerta?

Al no tener vecinos, en donde yo vivo no hay siquiera aceras para caminar. Están la carretera y los campos, nada más. Algunas personas van en bicicleta hasta la granja de los Bleackot, que queda al pie de la colina, por sus productos, ¿pero aquí? A mi hogar la gente viene en coche, y habría escuchado el motor de cualquier vehículo en el silencio de la zona.

Esto no es normal. Y definitivamente no se trata de mi tío porque él entra siempre por la puerta trasera, que no tiene cerradura, y sin tocar. Él es parte de la familia.

Oigo más golpes, son insistentes. ¿Será algún criminal que intenta comprobar que la casa está vacía para robar? Tal vez.

He dejado el teléfono en mi cuarto, no puedo llamar al 911. Las escaleras crujen tanto que el maleante oiría mis pasos y derribaría la puerta. Debo sorprenderlo.

Me quito las zapatillas y camino con cuidado por la planta baja. De un cajón, tomo el rodillo de cocina que mamá usa para hacer pastas y lo sostengo con fuerza, lista para golpear al invasor. Mentiría si dijera que no tengo miedo, ¿qué haré si es un hombre armado? ¿O si son varios? Todavía falta un rato para que pase el bus escolar y ya sería demasiado tarde si me atacaran.

¿Y si mejor me escondo? No. Los golpes insistentes me hacen suponer que hay impaciencia al otro lado.

Muerdo mi labio inferior, preocupada, y me pregunto por qué demonios no le pedí a la estrella fugaz algo más útil que un novio: ¿la habilidad de lanzar bolas de fuego? ¿Teletransportación? No sé, pero un superpoder me vendría bien en estos momentos.

Si no me apresuro, será peor. Tal vez tengo suerte y es solo el cartero que necesita que firme por la entrega de un paquete o alguna tontería así.

Los golpes continúan, ¡maldición!

Alcanzo la puerta y la abro de repente. Alzo el rodillo de cocina con furia, pero no ataco de inmediato.

—Buenos días, Amelie —saluda un chico al otro lado.

Tiene mi edad y parece estar solo.

—Disculpa la rudeza, pero ¿quién eres?

—Tu novio perfecto, mucho gusto. —Extiende su mano hacia mí—. Me llamo Noah. Vengo por el deseo que hiciste anoche.

Arqueo una ceja y me quedo observándolo por algunos segundos, sin decir nada. Definitivamente se parece a lo que imaginé cuando vi la estrella fugaz.

El chico que bajó de las estrellas (COMPLETA)Where stories live. Discover now