11. Detalles que aún no existen

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DETALLES QUE AÚN NO EXISTEN

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DETALLES QUE AÚN NO EXISTEN

Me despiertan las notificaciones que llegan a mi teléfono, una detrás de otra y sin parar. Como las gotas de un grifo mal cerrado. Todas de una sola persona: Kaitlyn. Mi mejor amiga desde que entré al instituto y la única que me entiende.

Kait

Despierta.

Sé que estás dormida y quiero hablar contigo.

Te he dicho que te despiertes.

¡Deja de ignorarme!

Suspiro y miro la hora. Tengo que prepararme si voy a ir a montar a caballo con Nox.

Lea

Ahora no puedo, te llamo esta tarde.

Un segundo después de ver el mensaje, me llama. Estoy a punto de no cogerlo, casi no tengo tiempo. Sin embargo, corro al baño y lo pongo en altavoz.

—¿Cómo se llama? —pregunta rápidamente.

—¿Quién? —respondo con una risa.

Ella suspira al otro lado de la línea, como si hablar conmigo fuera una pérdida de tiempo y una tontería.

—El chico —me aclara.

—¿Qué... chico?

—Con el que sea que hayas quedado y por el que «no puedes hablar conmigo» —Sonrío al imaginarla haciendo las comillas con los dedos.

—¿Y si es una chica? —pregunto en broma.

Estoy intentando hacer tiempo. No me puedo creer que me haya calado tan rápido. Me conoce demasiado bien.

—Me sorprendería mucho —confiesa—. Pero sé que es un chico, ¿quién es?

Cierro los ojos. Quiero contárselo, pero eso lo haría demasiado real. Como que hay algo, que hay un nosotros.

Aunque también me permití anoche olvidar. Por dos meses no voy a centrarme en cosas externas a Villa Verónica. Y Nox está dentro.

—No voy a decirte el nombre.

—Pero eso significa que hay alguien —completa emocionada. Suelta un chillido de emoción—. ¿A dónde vais que te tiene tan ocupada?

—Le he invitado a montar a caballo.

El silencio que se establece entre nosotras me desconcierta. Nos quedamos casi un minuto en silencio, hasta que ella habla:

—¿Has dado tú el primer paso? —De repente parece muy seria.

—¿Cuál de todos? —pregunto mordiéndome el labio inferior.

—¿Lo has invitado tú a vuestra primera cita?

—¿Cómo sabes que es la primera? —Un segundo después tengo la necesidad de corregirme—: Y no es una cita.

—Claro que lo es. Seguro que él se ha dado cuenta y tú no.

—No es una cita —repito.

—Sigue repitiéndolo hasta que te lo creas. Pero, ahora en serio, ¿estás segura? Como te haga algo parecido a lo que hizo...

—¡Sí! Sí, estoy segura —le interrumpo, antes de que diga su nombre—. No son iguales.

—Confío en ti, pero como te haga algo...

Me río, porque sé que está poniendo ese mohín que tanta gracia me hace.

—No te preocupes... —Me callo cuando llaman a la puerta—. Tengo que dejarte, ya ha llegado.

—¡Luego quiero detalles! —le oigo decir antes de colgar.

Termino de ponerme los leggins a toda prisa y corro hasta la puerta. Respiro hondo antes de abrir. Me lo encuentro frente a mí, a punto de llamar a la puerta de nuevo. Lleva puesta una camiseta negra y unos vaqueros. Tiene las manos en los bolsillos, pero saca una de ellas para pasársela por el pelo. Me sonríe a su manera y yo le devuelvo el gesto ampliamente.

Salgo al porche y comenzamos a caminar hasta su coche, que está aparcado en la callejuela frente a mi casa. Nos subimos al vehículo.

—¿Preparada? —susurra, mirándome de reojo.

—¿No le tendrás miedo a los caballos, verdad?

—¿Yo? Qué va. Qué cosas dices.

Traga saliva y aprieta el volante más de la cuenta. Asiento lentamente, con una pequeña sonrisa.

Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن