Cuando la luna encuentre su lugar. [✓]

2. Sentimientos encontrados

SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

En cuanto me quedo sola me pongo en pie. Miro hacia la cancha de nuevo, hay un chico con los brazos en alto, una camiseta amarilla, y un montón de niños siguiéndolo. Los niños ríen a carcajadas y hablan a voces. También se acercan algunos adultos a ver a sus hijos.

Miro en dirección a mi casa. Seguro que mis padres siguen hablando por teléfono y mi hermano no ha levantado la cabeza de su móvil. Pero yo quiero disfrutar estas vacaciones, y no voy a dejar que dependa de mi familia, porque entonces no haría absolutamente nada.

«A la mierda, parece que voy a buscar un tesoro.»

Empiezo a bajar una pequeña escalera y cruzo el césped junto a la piscina para bajar otros cuantos escalones hasta la pista. Los niños gritan como locos y el chico de camiseta amarilla intenta acallarlos para poder hablar.

Estoy algo incómoda, ningún niño debe tener más de doce años. Cuando Nox me ha invitado creí que iba a haber gente de mi edad.

Justo cuando estoy pensando en él lo veo, apoyado detrás del otro chico, en la pared. Sigue completamente serio, con los brazos cruzados encima del pecho, y paseando sus ojos por todos los niños.

Nuestra mirada conecta durante un solo segundo y, aun así, siento que me quedo sin aire. Ni siquiera sé por qué, pero sus ojos se abren algo más al verme ahí parada. Le dedico una sonrisa, pero él sigue sin devolverme el gesto, si no que me sigue observando.

Recupero el aire en mis pulmones cuando el otro chico atrae mi atención de nuevo.

—¡Hola! —Varios niños responden, y él sonríe aún más.

Sonríe sin parar. Tiene el pelo rapado casi al cero, pero lleva barba. Es alto, mide casi dos metros y es más alto que Nox.

Sacudo la cabeza, ¿por qué lo comparo con él? No debería.

La voz del otro chico me devuelve a la realidad.

—Genial. Como veo muchas caras nuevas voy a presentarme. Soy Lolo, y ese de ahí atrás que tiene cara de querer irse de aquí es Nox. Pero a él no le hagáis caso. —Se inclina hacia el grupo—. Está un poco amargado —susurra, lo suficientemente alto como para que Nox lo oiga. Lo miro un solo segundo y alcanzó a ver cómo pone los ojos en blanco—. En fin, creo que no habéis venido para que os cuente estas cosas.

—No, la verdad es que no —comenta una chica al fondo.

Todos nos giramos hacia ella, que se acerca de la mano de una niña más pequeña. Lolo sonríe y espera a que terminen de unirse al grupo. La mayor es una chica bajita, con el pelo largo recogido en un moño. Lleva una camiseta grande con la palabra «Malec» escrita.

La niña lleva simplemente un bañador, y también lleva una sonrisa en la cara.

Cuando se detienen volvemos a mirar a Lolo.