Capítulo 5

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PASADO 4

11:28am

—¿Se te ocurre otra idea?

Observo todo alrededor, casi esperando que aparezca la puerta mágica que Salomón mismo buscaba hace rato.

—¿Y si lanzamos tus peroles por el hueco? —Señalo las bolsas repletas de cosas—. O sea, a alguien eventualmente le parecerá raro ver un pote de jugo de naranja y una lechosa regados en el suelo.

—Me mata mi madre, si me mandó a comprar todo esto. —Se pone una mano en su pecho como una señora mayor con sofoco—. ¿Por qué no lanzáis los tuyos?

Levanto mi mentón. Con movimiento resoluto, recojo mi morral del suelo y lo lanzo fuera del agujero entre el ascensor y la planta del edificio. Cae con un ruido sordo a medio camino entre las cuatro puertas de los cuatro apartamentos de la planta.

—Listo —anuncio en caso de que haya duda—, ahora esperemos.

Salomón abre y cierra la boca, pero no consigue palabras para rechistar.

Esperamos en silencio por al menos diez años, y aún así no pasa ni una sola persona. Hay dos ascensores para el edificio y acercándose la hora del almuerzo, donde tanta gente regresa del trabajo para comer y traer a los niños de la escuela, no puedo creer que nadie se haya percatado de que al menos uno de los ascensores está dañado.

—Acéptalo, sois nuestra única solución. —Salomón lanza sus brazos al aire, rindiéndose solo.

—Esperemos un poco más.

—Ya llevamos aquí al menos una hora. Estoy harto. Quiero libertad.

—Espero que nunca te metan preso, entonces.

—Por eso me porto como un santo. Vení acá. —Hace ademán con las manos para que haga no sé qué.

—Yo sé que tenéis planes pero paciencia. A veces hay cosas que uno no puede solucionar.

—Valeria, deja de darle a la lengua y salte por ese hueco pero ya. —Su ceño está fruncido tanto como sus labios. No le voy a decir nunca que de esta manera se ve demasiado cuchi—. Entiende que después de que salgas seguro va a pasar bastante tiempo hasta que me puedan sacar a mí, ¿okay?

Con eso sí me amilano porque tiene razón. Salomón es demasiado grande para salir por su cuenta, así que alguien tendrá que venir a hacerle mantenimiento al ascensor hasta que se pueda mover, y eso puede tardar entre dos horas y tres días, yo que sé. Ni por ser tan ladilla se merece eso.

Okay. —Me desinflo con un suspiro.

Sin advertencia, me carga en sus brazos tan fácilmente que me da vértigo. Mis reflejos se activan y me agarro de su cuello con toda mi fuerza. Eso hace que nuestras narices tropiecen.

Los ojos negros de Salomón se abren de par en par. Sé que los míos están igual.

—Este...

—A ver. —Él se aclara la garganta y vuelve su atención al hoyo—. ¿Cabeza o pies primero?

Tuerzo la cabeza para medir la altura y ancho del espacio. Como sea que intentemos, voy a quedar a un ángulo incómodo que me va a hacer caerle encima.

—Así no, bájame. —Por primera vez en la historia me hace caso y me regresa los pies al suelo—. Arrodíllate.

Él levanta una ceja.

—Yo estoy dispuesto a hacer muchas cosas por vos, Valeria, pero no entiendo.

—Deja de darle a la lengua —imito lo que dijo hace rato—, y abre las orejas. Me voy a sentar en tus hombros.

Todo lo que sube tiene que bajar (Nostalgia #2.5)Where stories live. Discover now