Capítulo 25

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Capítulo 25

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Capítulo 25

Zack permaneció callado el resto del camino, cabizbajo y retraído. Ella no se atrevió a decir alguna otra palabra. No podían ver si había o no guardias de seguridad, pero preferían no arriesgarse.

Al detenerse justo debajo de la ventana de su cuarto, la dejó en el suelo y ella le tomó la mano.

—Zack.

Él la miró, sin ningún brillo de emoción en sus ojos. Por un momento, lo que Zoey vio realmente parecía muerto.

—Vamos, que te subo. —Él volvió a acomodarla en su regazo y saltó los metros que separaban la ventana de ellos.

Jessica dormía tan profundamente que ni se enteró cuando abrieron la ventana. Rápido, Zoey se quitó las botas y la campera y se metió en la cama. Zack, en cambio, no se movió de la ventana que acababa de cerrar. Ella lo observó en silencio y él apenas le dirigió la mirada. Contrariada, se dio la vuelta en la cama y ocultó el rostro con la almohada.

Al despertar al día siguiente, en la ventana seguía quieto y frío el muñeco de conejo, que ni siquiera respondió cuando ella lo saludó con un: «Buenos días».

La cosa siguió así por un tiempo. Zack la acompañaba a todos lados, escondido en su mochila, pero casi ni hablaba; incluso cuando ella le preguntaba algo se mantenía callado si podía.

Eso comenzó a exasperarla. Entre los muchos exámenes que tenía por delante, la falsa alegría de Jessica y la era de hielo impuesta con Zack, estaba comenzando a estresarse apenas a la segunda semana de clases intensivas. Para colmo, la llegada del invierno se hizo notar al finalizar la semana, con una ola polar que congeló a todos por completo, y Zoey no fue la excepción.

Y luego de que los alumnos supieron que las cerraduras del sótano y de la sala de máquinas habían aparecido rotas días atrás, el rumor de que el fantasma de Zackary Collins no quería que cerraran el lugar de su muerte se instaló en cada pasillo y aula. Pero ni ante eso Zack se inmutó, siguió callado.

—Zack. —Otra vez en la biblioteca, Zoey intentaba entender algo de Matemáticas. Habían explicado dos temas más en clase y ella no había entendido ni la mitad. También habían anunciado el examen para dentro de los próximos quince días, y las profesoras de Química y Biología no se habían quedado atrás, dando también fecha para las evaluaciones—. ¿Podrías ayudarme? —susurró.

Zack giró su cabeza hacia ella, con esa fría expresión de conejo de peluche de vidriera. Cuando se ponía así, tan inexpresivo como un mismo muñeco, daba miedo. Resultaba tétrico.

—¿Qué es lo que no entiendes? —dijo con voz de ultratumba, casi sonando desagradablemente ofensivo.

—Nada —respondió ella, con un gesto de súplica—. ¿Podrías ayudarme a estudiar? No quiero reprobar.

El dije [en Físico]Where stories live. Discover now