Capítulo 18

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Capítulo 18

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Capítulo 18

—¿Cómo es que le dieron un maldito permiso estando castigado? —chilló Zoey, aferrada a la espalda de Zack, mientras él saltaba la reja del colegio hacia el puente—. ¡Y de noche! ¿Cómo pasó?

—No tengo idea; alguna trampa, magia... ¡NO LO SÉ!

—¿Cómo los encontraremos? —titubeó ella, viendo hacia el pueblo a oscuras.

La penumbra le resultaba aterradora. Ni una sola alma deambulaba por aquellos lares y se le antojaba aún más como una tétrica película de terror. Recordó a los escalofriantes zombis saliendo de sus tumbas en el cementerio y se apretó contra su protector. No creía que ningún zombi fuera a aparecer en ese momento —por más que la niebla se arremolinara junto a los árboles y las partes más bajas de la calle, tornando la atmósfera increíblemente fantasmagórica—, pero ya había aprendido que todo podía pasar.

—Hay formas de seguir a las personas —Zack miró hacia ambos lados cuando llegó al final del puente—, algunas dejan estelas. Las personas que han usado magia alguna vez dejan marca. Adam... ciertamente usa magia. ¿Cómo nunca lo vi?

Zoey estiró la cabeza hacia arriba y escudriñó los alrededores. ¿Ella tenía una estela, cierto? Si la tenía, al menos no la veía.

—¡Será imposible! Yo no veo nada.

—Para ti —se rió Zack, nervioso—, no para mí que estoy muerto.

—¿Y cómo es la marca de la magia?

—Como una estela —reitero él—, como un humo suave de colores.

Zoey se sujetó con más fuerza, al ver que volvía a correr. Llegaron a la plaza, desierta a esa hora de la noche, y ambos se quedaron quietos; el viento les agitaba los cabellos rubios.

Tironeó de su ropa, para preguntarle qué iban a hacer ahora. No había rastro alguno de Adam y Jessica y empezaba a asustarse más de la cuenta ¿Y si no lograban llegar a ella a tiempo? ¿Qué le haría ese loco? Zack habló justo a tiempo.

—Estuvieron aquí —dijo, seriamente—, al menos Adam estuvo. El problema es que no sé hace cuánto.

—Y... ¿y entonces?

Él rechinó los dientes y señaló el único restaurante decente del pueblo, que estaba cerrando.

—La llevó a comer —gruñó, como si fuera lo más terrible del mundo

Zoey frunció el ceño.

—Mientras no decida comérsela a ella...

—El punto es... —Zack miró a su alrededor—, a dónde fueron luego.

Zoey sacó su celular y marcó, otra vez y en vano, el número de Jessica. Ya lo había intentado, pero albergaba la esperanza de que esta vez ella contestara. El sonido interminable del pitido del teléfono fue insoportable. Abrumada, cortó la llamada que nunca sería respondida.

El dije [en Físico]Where stories live. Discover now