Capítulo 22

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Capítulo 2

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Capítulo 2

Zoey despertó ya muy entrada la noche. Era viernes, o al menos ya era sábado. Se sentó en la cama algo desorientada y con el estómago protestando por haberse saltado la cena. Recorrió la habitación a oscuras con los ojos y, con un encogimiento de hombros, se levantó y marchó hasta la cocina.

No tenía idea de si quedaba o no algo de comida, pero al me- nos encontró algo con lo que hacerse un sándwich. Devoró lentamente su cena y volvió al cuarto. Impresionantemente aún tenía sueño, así que creía que no iba a tardar en volver a dormirse.

Prendió las luces del cuarto para buscar su pijama y localizar a Zack, pero no lo vio a simple vista.

—¿Zack?

El conejo no le respondió y después de un rato solo pensó que él se había marchado a caminar por los campos. Tal vez a pensar, no lo sabía en realidad.

Desde que habían llegado a la casa, Zack había usado todas sus energías mágicas en poner un escudo protector en todo el recinto, así que, aunque él no estuviera, estaba protegida.

Se cambió rápidamente y se metió en la cama. Efectivamente, dormir no fue tan complicado. Pero a la mañana siguiente, cuando despertó y volvió a llamar a Zack, este no respondió. Esperó sentada en su cuarto y todavía en la tarde no recibió señales de su amigo muerto.

—Esta noche iremos a cenar a lo de tu tía. —Su mamá le avisó, abriendo la puerta del cuarto—. Daremos la noticia del bebé a toda la familia. Ponte algo lindo.

Zoey hizo una mueca. ¿Algo lindo? Daba igual lo que se pusiera, su prima de quince años siempre iba a ponerse algo más atrevido y a criticarla por su atuendo tierno.

—Claro —le contestó, pero ahora que lo pensaba, le preocupaba que Zack volviera a la casa y no la encontrara. Luego de elegir un simple vestido de lanilla y unas botas chatas, escribió una nota para él, en caso de que volviera, avisándole dónde estaba y cómo llegar a ella.

La mayoría de su familia vivía en el pueblo; otros vivían en pleno campo, o en otras localidades cercanas, por lo que reunirse no les tomaba demasiado tiempo.

A Zoey le aburrían esas desastrosas reuniones. Los únicos «niños» en la familia eran sus dos primas hermanas y ella; ahora el bebé se uniría al pequeño grupo. Y desde hacía un par de años, ella no se llevaba bien con Maggie. De alguna manera, cuando su prima entró en la adolescencia, algo cambió en la forma en la que la trataba. Maggie se pasaba todo el tiempo criticándola, burlándola y presumiendo con facilidad de su largo cabello oscuro y su esbelta figura.

Zoey sabía claramente que ella no era perfecta, que era más bien un piojito, pero aun así tenía un cuerpo delgado y un buen trasero, lo que su prima resaltaba como un culo de hormiga, debido a que el de ella era pequeño y delgado. A estas alturas, ya había adivinado que lo que sentía su prima eran celos. Y tal vez era la primera vez que alguien sentía celos de ella, porque generalmente nadie sentía celos de los rizos rubios incontrolables y de los grandes ojos azules de libélula. Claramente, Maggie no tenía nadie más con quién competir.

El dije [en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora