Perfectamente Imperfectos

|L a N o t a|

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Bajo a la cocina para buscar mis dulces favoritos, moviendo la cabeza de un lado al otro, dando pequeños saltos, abro cajón tras cajón, pero no aparecen, así que hago lo más inteligente que una persona que no encuentra algo puede hacer.

— ¡Mamá! ¿Has visto los dulces? — la veo entrar a la cocina con las manos en la cintura.

— ¡Oh, claro que sí! Ayer que tu padre y yo salimos fuimos a una casa hogar y se las llevamos a los niños, deberías de haber visto sus caritas, estaban tan felices. —explica mamá, sus ojos brillan, adora ayudar a la gente. Dona cierto porcentaje de los ingresos que genera la empresa a personas que lo necesitan.

O hacen refugios en distintos lugares, intentan expandirse a países de muy bajos recursos para seguir ayudando gente.

—Ellos los disfrutaran más que yo. — me encojo de hombros. Ella asiente, feliz. Se dirige al refrigerador y me tiende un vaso lleno de sandía picada.

—Hay bastante fruta picada en el refrigerador, espero que la comas. — dice, sacando uno para ella, le gusta mantenerse saludable, no por estándares de belleza. Si no para estar sana, cosa que muchas personas deberían hacer en lugar de buscar la perfección.

—Yo... lo pensé demasiado los últimos días y quiero estudiar manejo de empresas para ayudar a papá y a...

—Emma, no quiero que estudie algo que no quieres, si quieres estudiar... no sé, idiomas, hazlo, por nosotros estará bien cualquier cosa que estudies, pero no quiero que te ates a algo que no amas. — susurra mamá.

—Lo sé, pero quiero ayudar en la empresa, quiero ser como ustedes, — manifiesto en un bajo murmuró.

—No, no lo hagas para ser como nosotros, tú eres Emma Prue, no eres una copia de tu padre o yo, estudia algo que ames sin importar lo que sea. — asiento y la abrazo fuertemente antes de ir con papá.

— ¿Adivina qué? — digo cuando llego, le cuanto detalladamente que seré tutora de la clase de español me felicita y cuando llega mama también le contamos.

— ¡Chocolate de celebración! — dice mamá y desaparece por la cocina para preparar su delicioso chocolate.

—Me alegro demasiado por ti, sé que te encantan los idiomas, Emma y puedes hacer una pequeña clase para enseñar idiomas y después terminar con una academia. — no lo había pensado así.

Tal vez luego de clases de idiomas y con eso me sustente, pero claro, me gustaría hablar bien otros idiomas, no solo dos.

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—No te olvides de llamarnos. — dice mamá a lo que asiento.

—Espero visitarlos para navidad o ustedes vienen, pero por favor mamá ya deja las cámaras por la paz. — pido a lo que ella ríe.

—No lo creo, cielo.

—Ten, te puede servir. — papá me da un libro y lo tomo. — No cuelgues cuando tu madre te diga que no estoy en casa, mejor llámame a mi celular.

—Sí papá, hasta luego. —me despido.

—Te vemos luego.

Me dan un fuerte abrazo antes de comenzar a caminar hacía el avión, me quedo unos segundos mirando el camino por el que se fueron antes de hacer lo mismo, pero hacia mi camioneta.

Miro el libro entre mis manos, «De Nada a Todo; guía para grandes emprendedores» leo el título.

Manejo hacia el instituto lo más rápido que puedo, voy tarde y hoy es mi primer día como tutora; los jueves y viernes tengo dos módulos como ayudante, los dos de hoy son a primera hora del día.