|I n v a l u a b l e|

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Abro los ojos cuando escucho la ventana ser golpeada con fuerza, parpadeo varias veces intentando coordinar y descubrir quién soy, donde me encuentro y como llegue aquí. Después de unos segundos lo consigo.

Miro al chico a mi lado por unos segundos, ladeando el rostro, se ve adorable de esta forma, tan relajado, tiene las mejillas sonrojadas, el cabello revuelto y los labios entreabiertos, además de que abraza una almohada con un brazo. Estiró mi mano, alcanzando mi celular que deje en su mesa de noche, abro la cámara y le tomo una foto. Luego lo molestaré con ella.

Miro la ventana, gruesas gotas de agua caen y se golpean contra ella. Está lloviendo, entonces, según los meteorólogos y las noticias, llovería el viernes en la tarde. ¡Nos quedamos dormidos!

Y hoy me tocaban tutorías, mierda. Me levanto como resorte de la cama, tirando la cobija conmigo, me levanto y sacudo con fuerza al pelinegro, gruñe varias veces, murmurando cosas que no soy capaz de entender.

— Te juro que, si no te levantas ahora, te arrojo por la ventana, que sacarán a Jessy cuando estabas fuera no significa que tendremos piedad de ti.

—Quiero dormir. — bosteza.

—Y yo quiere ir a una buena universidad. — insisto. — Tú también tienes que levantarte. Tu madre nos matara. ¡Dios! ¿Qué pensará? Drake te estoy hablando.

Me rodea con uno de sus brazos cuando me inclino sobre él, golpeando su rostro con suavidad, suelto un grito ahogado. Me renuevo liberándome de su agarre, tirándonos de la cama. Y allí es cuando abre los ojos.

—Los besos pasaron de moda. La nueva forma de despertar a tu pareja es tumbarla de la cama. — ironiza.

—Cierra la boca. Es tu culpa, llegaremos tarde. Prestarme una sombrilla, tengo que ir a mi casa a cambiarme. — pido.

—No. Aquí hay ropa de Lía que puedes usar. Vamos, puedes elegir. — propone, nos levantamos, me dirige a las habitaciones de la segunda planta. —Aquí es.

— ¿Por qué duermes en el ático? — inquieto abriendo el armario, tomo un pantalón negro y una blusa rosa.

—Es cómodo, además de que es más amplio que las demás habitaciones, lo volví mi lugar desde siempre, no me imagino en otro lugar que no sea mi ático, además de que es fácil subir al techo desde allí.

— ¿Hay toallas aquí?

—Sí, en el baño. Me iré a cambiar, te veo en un rato — me avisa, sale de la habitación, dejándome sola para poder alistarme.

Me ducho en tiempo récord, al igual que me cambio, cepillo mi cabello un poco antes de pasar la mano por en medio del mismo, acomodándolo un poco.

Salgo de la habitación, suelto un grito ahogado al ver a la señora Williams frente a mí, enseguida la sangre se acumula en mis mejillas.

—Buenos días querida, aquí está la sombrilla que Drake me pidió, todavía es muy temprano, ¿Gustas quedarte a desayunar? — inquiere de manera dulce, analizo sus palabras y no demoro en responder.

— ¿Tem... temprano? Pensé que era más de medio día. — confieso apenada.

—Apenas y son las siete de la mañana. —expone, miro por la ventana con pena, sin saber que decir, las nubes grises y la lluvia me impiden orientarme correctamente. — Escuche un fuerte golpe y me levante.

—Lo siento tanto, fue mi culpa, pensé que era muy tarde y tumbé a Drake de la cama por accidente. Qué vergüenza. — logro decir, ella se comienza a reír.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora