Capítulo 17 : Una noche casi perfecta

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—Bonito lugar, he estado aquí una vez, hace mucho tiempo—explicó Izan.

—¿En serio? Creía que al estar en esta parte de la ciudad nunca habrías estado —dijo Stella algo decepcionada.

—Y tú qué, no me creo que una princesa viniera a un lugar tan corriente como este—aseguró Izan.

—Vine aquí poco después de que mis tíos decidieran que era buena idea mudarnos, estábamos andando por estas calles y les pedí que comiéramos aquí. Obviamente accedieron porque era muy pequeña y porque hacía poco que había pasado lo de mis padres—explicó Stella honestamente.

—Vaya, entonces, ¿es un mal recuerdo? —preguntó el muchacho.

—Para nada, fue la primera que me sentí normal y bien desde que murieron mis padres, desde entonces pocas veces me he vuelto a sentir tan bien como ese día—aclaró Stella.

—A lo mejor, yo puedo encargarme de que cada día te sientas tan bien como cuando eras pequeña—admitió el joven.

—Me encantaría eso—respondió Stella.

—Eres demasiado especial para que este mundo te haga sentir corriente—dijo Izan.

Stella se puso colorada y sonrió.

—¿Y cuándo viniste tú aquí? —quiso averiguar la joven.

—Vine aquí con mis padres, en el último cumpleaños de mi madre—se limitó a decir Izan.

Stella se dio cuenta enseguida de que aquello era un tema muy delicado y que, sin quererlo, había hecho que Izan hablara de cosas con las que aún no se sentía cómodo.

—Lo siento, yo no quería hacerte sentir mal—aseguró la princesa.

—No te preocupes, no pasa nada, unos meses después, mi madre murió, en un accidente de trabajo—explicó Izan.

Después de eso, Stella cambió completamente el tema de la conversación y no hizo ninguna otra pregunta al respecto. No sabía cuándo Izan había perdido a su madre, pero por la mirada que había tenido en los ojos, era un suceso relativamente reciente. Le hubiera gustado que Izan hubiera sido más sincero con ella, pero a la vez, respetaba que quisiera guardarse eso para él.

—Se está haciendo muy tarde, y creo que deberíamos volver—mencionó la joven.

—Está bien, pero pago yo—dijo Izan.

—Eso no puedo permitirlo. No es lo que acordamos—explicó Stella.

Al final, Izan accedió y la princesa de Ilios pagó la cena.

Cuando salieron del restaurante Stella tenía frío, sin ningún motivo el tiempo había pasado a ser de un día despejado y acogedor, a ser una noche fría y gélida llena de nubes negras.

—Te la voy a tener que dejar para siempre—dijo Izan cuando se quitó su chaqueta de cuero negra y se la dio a Stella.

—Tal vez te hago caso y me la quedo—admitió Stella mientras se ponía la chaqueta.

Después de andar un par de calles, Izan hizo que la princesa se parara.

—¿Qué ocurre? —quiso saber la joven.

—Stella Hart, ¿me harías el honor de ser mi novia? —preguntó Izan.

A continuación, Stella le besó.

—Claro que sí—dijo cuando se apartó brevemente, y después volvió a besarle.

En mitad de aquel beso empezó a llover.

—No puede ser, no queda mucho para la casa de Vanessa, podemos quedarnos allí hasta que nos vengan a buscar—sugirió Stella.

—Está bien, vamos a tener que correr no tiene pinta de que vaya a parar de llover—aclaró Izan.

Confesiones de una princesaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ