Capítulo 2: El baile de máscaras

139 62 33
                                    

Solo tardaron quince minutos en llegar al palacio donde vivía Alicia, pero parecía que había pasado una eternidad. El palacio de la familia Dubois era muy bello, con torres a cada lado y una entrada con puerta de madera. Era un palacio más moderno del que tenía Stella, pero era más pequeño.

Las cuatro jóvenes estuvieron una hora intentando realizar su tarea para la clase de literatura del señor Andrews, pero no fue una tarea fácil, las cuatro muchachas eran muy distintas entre sí. Stella había propuesto hacer el trabajo sobre una tragedia de Shakespeare, pero Aria dijo que eso era demasiado anticuado y que sería mucho trabajo. Vanessa intentó que Aria aceptara la propuesta de Stella diciendo que podían hacer Romeo y Julieta porque es un buen clásico muy fácil de entender y con personajes con personalidades muy definidas. 

Alicia no estuvo de acuerdo entonces. La disputa duró hasta que Stella tuvo una idea, recomendó hacer su trabajo sobre Orgullo y prejuicio. Todas estuvieron de acuerdo, Aria lo aprobaba porque era una historia de amor escrita por una mujer, a Alicia le gustaba una buena historia sobre las clases sociales y Vanessa se sentía identificada, ya que el título real no es un impedimento para hacer cosas grandes. Stella, aunque no se lo dijo a las demás, vivía por ser la protagonista de una buena historia romántica, que, a diferencia de Romeo y Julieta, si tuviera un final feliz.

—Necesito un descanso de tanto pensar—dijo Aria asqueada.

—No hemos terminado aún, nos queda bastante—le respondió Stella.

—Solo veinte minutos, no nos vendrá mal para despejar la mente—sugirió Alicia.—Vale, pero solo veinte minutos—dijo Stella.

—Aria, ¿entonces vas a hacer la fiesta este finde? —preguntó Vanessa con curiosidad.

—Me temo que no, mi hermano no está de acuerdo y si no tengo su apoyo, mis padres no lo aprueban y no se habla más del tema—reconoció Aria molesta.

—¿Y si Stella hiciera una fiesta? No ha hecho ninguna desde que comenzó en el instituto y es tradición—sugirió Vanessa.

—Por favor, no me hagas reír, doña perfecta haciendo una fiesta, primero no creo que sus tíos la dejaran hacer una y aunque la dejaran no sabría cómo dar una buena fiesta, y, en segundo lugar, tampoco sería capaz de mentirles a sus tíos para hacerla. Además, aunque todo saliera bien, yo soy la que hace las mejores fiestas de todo el instituto, eso es sentido común—dijo Aria con tono despectivo.

Aquel comentario había molestado realmente a Stella, estaba muy harta de las tonterías que había soltado Aria durante todo el día. Estaba cansada de tener que soportarla sin poder hacer nada a cambio, así que decidió actuar.

—¿Y si hago la fiesta? —dijo Stella en voz alta sin pensárselo demasiado.

—Como si fueras capaz de eso—dijo Aria riéndose.

—No estoy de coña, el sábado por la noche, en mi casa, aún tengo que pensar en la temática, pero ya se me ocurrirá algo—aseguró Stella.

—Vale—dijo Aria molesta.

Vanessa y Alicia no dijeron nada, pero ambas estaban deseando ir a una fiesta que no fuera tan egocéntrica como las que había dado Aria en el pasado.

Cuando Stella volvió a su casa, estaba nerviosa, tenía que convencer a sus tíos para que la fiesta fuera viable. Aunque no estaba muy segura de fuera una tarea fácil. Pero fuera como fuera, tenía que hacerles ver que era una buena idea, porque había hablado demasiado en la casa de Alicia y por desgracia no había marcha atrás, no podía haberla, no iba a quedar mal delante de sus amigas y de Aria. Tenía que lograrlo. Encontró a sus tíos en el salón principal. Su tía, que era más perspicaz, se dio cuenta de inmediato de que algo sucedía.

Confesiones de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora