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SAMMY

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SAMMY

—¡Que corras, joder!

—¡Estoy corriendo lo más rápido que puedo, tarada!

—¡Deja de insultarme! ¡Y sigue corriendo antes de que los perros nos alcancen!

—¡Esto es tu culpa! —Vuelvo a gritar con rabia.

No siento mis pies, los pulmones me arden exigiendo oxígeno y el sonido de los ladridos de los perros que nos siguen solo hace que mis nervios esten a tope.

Se preguntarán: ¿Cómo llegaste a esta situación, Samantha?

Pues resulta que fue algo muy gracioso. Pero todavía no es momento para contarlo, tal vez cuando unos perros asesinos no me estén persiguiendo.

—¡No vuelvo a seguirte en mi vida, hija de puta! —chillo a mi acompañante de huida.

—¡Deja de quejarte y sube la reja! —me regaña Jisoo.

Miro sobre mi hombro un milisegundo y siento como si me tiraran un ladrillo a la cara al ver cómo los perros estan a tan solo cinco metros de nosotras. Maldigo por no haber participado en las clases de educación física usando la excusa barata de mi rodilla.

—¡Que subas, Sammy!

Parpadeo repetidas veces mientras clavo mis dedos en la reja que esta frente a mí, tratando de subirla lo más rápido posible antes de que los doberman agarren mi bota y se hagan festín con ella. Las manos me sudan y siento en que cualquier momento voy a resbalar como estúpida, terminado como la cena de los perros guardianes del recinto.

—¡Esto es tu culpa! —observo a la surcoreana con molestia.

Su cabello negro se zafo de la gorra y ahora le cubre los ojos rasgados, los cuales me perciben con cólera chispeante.

—¡Yo soy la que debería de estar molesta! —le recrimino.

Logramos llegar a una zona de la verja lo suficiente alta como para que los perros ya no sean una amenaza latente. Siguen abajo de nuestros pies pero por lo menos ya no pueden llegar a mordernos el culo.

—¿Qué iba a saber yo que no podíamos pintar en propiedad privada? —jadea las palabras en busca de aire.

—¡Tal vez el término "propiedad privada" debió de insinuarte algo! —sugiero, viéndola con la boca abierta.

—¡Gritándome solo vas a alterar más a los perros! —gruñe apretando su rostro contra la reja.

—¡Pues lo haré para que te coman a ti primero!

—¡Eres una maldita malagradecida! —Me señala con sus uñas cubiertas de barniz negro—. ¡Me esforcé por tu regalo!

—¡Pues vaya regalo que me diste, Jisoo! —Muestro a los perros que se encuentran ladrando abajo de nosotras.

Midnight Memories [Español]Where stories live. Discover now