La tristeza que purifica

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Capítulo 1

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Bostezo profundo.

—Este día está siendo una gran mierda. Tengo sueño. Anoche no pude dormir, pues las pesadillas volvieron... Otra vez, sí. Siempre vuelven cuando Kilian se va a Tenebis y esta vez pasó mucho tiempo. Siento que la oscuridad me asusta—Veo el imperium en mi mano izquierda, el guante que lo cubre aún deja ver un poco de su luz. En mis manos creo una bonita rosa y me asomo para plantarla en la tierra junto a la lápida. Sé que la quitarán para la próxima semana, pero igual lo hago. Con un poco de concentración, hago que sus raíces penetren varios metros en el suelo para que ni los niños que vienen la arranque, como pasó antes. Suspiré profundo cuando mi trasero se mojó al tocar el pasto humedecido por el llanto del cielo de anoche—. Fue demasiado fácil fingir tu muerte. Desapareciste un mes, dos meses, tres meses y para el cuarto ya se te pudo declarar muerta, pues la policía dejó de buscarte. Qué fácil es matar a una chica—me digo más a mí misma. Me pongo de pie y acaricio la fría lápida—. Debo volver. Quizás hoy, por fin, Kilian vuelva.

Le dejo un último beso y emprendo camino de regreso. El invierno está cerca y recién se cumple un año desde la última vez que vi a Ángela y a...Domina. Camino sin prisa a casa. A pesar de que esté la posibilidad de volver a ver a Kilian, no me hago muchas ilusiones ¿Cuánto tiempo son dos semanas en Aero? No tuve noticias de él desde que se fue a resolver unos cuantos asuntos políticos de los que no tengo idea. A pesar de que hayan sido solo dos semanas, en lo que va de este año solo lo habré visto un mes, si cuento cada minuto en que estuvimos juntos. Un cambio considerable teniendo en cuenta de que hasta dormíamos juntos.

La reina insistió en que volviera a la tierra a terminar mis estudios, a pesar de que yo insistí todo lo que pude en quedarme. Kilian y Nill concordaron en que Dimitry y yo debíamos regresar, aunque no sé si fue la mejor decisión. Me siento en peligro constante. Algo en mi interior me dice que se encuentra aquí, en la tierra, pero no tengo pruebas de nada. Realmente desearía ver a Kilian bajar del cielo, o salir de la bañera, y que me diga "Vamos, mi amor. Escapémonos juntos a un mundo lejano". Sería fantástico.

Doblo en una esquina y de repente una punta filosa amenaza con atravesar mi espalda.

—Camina tranquila—susurra una voz sombría en mi nuca.

No dudo demasiado, sé lo que se viene. Simplemente dejo que ese hombre, acompañado de otros dos me guien hasta un callejón oscuro donde nadie puede ver nada.

Me alejaran de un empujón para que los vea a los ojos. Eran las cinco de la tarde, pero ¿a quién le importa la hora? Todo puede pasar en cualquier momento y yo ya estoy acostumbrada a cosas peores. Ellos no saben lo que es tener un monstruo en la habitación de al lado.

—Danos todo—ordena otra voz que aparece detrás.

Me volteo esperando encontrarme con algo extraordinario, pero no. Solo son tres hombres ordinarios, armados con un arma ordinaria y lanzando amenazas mediocres. Suspiro con frustración al oírlos decir:

—Danos todo ahora, o te mueres.

—¿Morir?—Rio suavemente—Antes de que logren matarme, ustedes morirían cien veces.

Y dicho y hecho, hago crecer desde mis espaldas siete raíces enormes que podrían confundirse fácilmente con siete escalofriantes tentáculos. Los ladrones salen corriendo despavoridos. Al verlos huir, siento un pinchazo en mi mano izquierda. El imperium se estaba fusionando con mi carne desde adentro. Eso había comenzado hace ya unos días, pero aún no tuve tiempo de consultarlo con Nill, pues lo veo incluso menos que a Kilian. Todo lo que sé de él es lo que me cuenta Dimi.

KILIAN: Presas y cazadoresOù les histoires vivent. Découvrez maintenant