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La noche en que todo mejoraría estaba sucediendo.

 Era demasiado tarde para que el alma de James siguiera de fiesta, pero también lo suficientemente temprano para que Courtney no pudiera conciliar el sueño. El sonido de los autos yendo de aquí para allá le repiqueteaba en los oídos, las luces de la ciudad se filtraban por la ventana y las respiración de la persona a su lado le hacían entender que tenía que estar descansando.

La castaña se llevó una mano a la frente, intentando dejar de lado la desesperación que avanzaba de poco en poco por su cuerpo. Inhaló por la nariz y dejó salir el aire por la boca mientras observaba el blanco techo que, por segundos se teñía de las luces de los autos que pasaban a gran velocidad. Courtney escuchaba las manijas del reloj moverse segundo a segundo y hasta el sonido del refrigerador en la cocina. En algún lugar de la ciudad la sirena de una patrulla comenzó a sonar.

Cansada, se sentó en el borde de la cama y observó la alfombra blanca debajo de sus descalzos pies. La observó durante bastante tiempo, cómo en aquellas noches cuándo se preguntaba si James volvería a estar a su lado o si era físicamente posible viajar en el tiempo para arreglar todos sus errores. Le lanzó una rápida mirada a la persona al otro lado del colchón, sólo para asegurarse que estaba completamente dormido y después encaminarse al baño a paso cansado. Prendió la luz con pesadez y mantuvo los ojos entrecerrados hasta que se acostumbró al brillo. 

Suspiró y se acercó al mueble del lavamanos para abrir el grifo. Aprovechó el momento para observarse; miró las ojeras debajo de sus ojos, aquel grano que le había salido en la mejilla y lo despeinado que tenía el cabello. También clavó su vista en las cicatrices de su rostro que persistían en quedarse y percibió que comenzaban a notarse aquellos tres kilos que había subido. 

Para tener casi seis meses de embarazo, sentía que la pequeña dentro de ella había crecido bastante.

Todavía le parecía ayer cuando estaba temblando en el baño de un hotel con Cecy al teléfono y la prueba de embarazo a unos centímetros de ella. Aún le parecía ayer cuando corrió por todo el aeropuerto de Nueva York en busca del amor de su vida. Y es que después de saber que podía salvar las cosas con James y que podían ser tan felices como  antes, le parecía que el tiempo avanzaba muy lento.

Las cosas avanzaban con una paciencia que desesperaba a Courtney, pues notaba como nada sería tan fácil como creyó. Tuvieron que pasar unas semanas después de todo lo sucedido en el hospital para que James regresara al departamento y tuvo que pasar casi un mes para que él respondiera a las muestras de afecto de Courtney. Era tan extraño tenerlo cerca y tan lejos al mismo tiempo, pues podían estar en el mismo cuarto y aún así ella se sentía sola.

Durante el tiempo en el que se acostumbraban a la cercanía del otro, él veía como la criatura dentro de Courtney crecía, pero también parecía crecer el temor de que ese pequeño bebé no fuese suyo. Justo por eso, James a veces era tan distante y a veces tan cariñoso... cuando lograba hacer entrar en razón a las voces de su cabeza. Y por supuesto que Courtney no lo culpaba en lo mínimo, pues ella sabía perfectamente bien que había destruido la confianza que por tantos años habían armado. Confianza que sólo bastó con un segundo para destruirla. 

Y ese simple segundo pesaba tanto a la hora de intentar reparar las cosas.

El sonido del agua cayendo la regresó a la realidad, recordándole que tenía que ser silenciosa. Se humedeció las manos rápidamente y se las pasó por el cuello varias veces para alejar el bochorno que sentía. Cerró la llave y con las manos húmedas intentó calmar el desordenado cabello y su ajetreado nido de pensamientos.

—¿Cuánto tiempo llevas despierta?

La voz entre dormida de James la hizo saltar en su lugar. Cerró los ojos unos segundos y caminó hasta el marcó de la puerta, sintiéndose culpable por no dejarlo dormir. El casi rubio batallaba por abrir los ojos para ver que sucedía, así que Courtney apagó  la luz del baño suponiendo que le molestaba a su vista recién despierta. Caminó a la cama con un elegante silencio.

Enamorada de tiWhere stories live. Discover now