La fiesta

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(Megara)

Sarah no iba a dejar de pincharme hasta que llamara a mi mamá, así que finalmente lo hice. De todos modos, ya había aceptado ir a la fiesta. Tomó quince llamadas en atenderme el celular, probablemente cuando alguien le avisó que su celular estaba alborotando los camerinos.

—¿Qué pasó? —Su voz sonaba preocupada.

—Nada malo, mamá, todo está bien —le aseguré—. Solo me han invitado a una fiesta de último minuto. ¿Puedo ir?

Mamá suspiró con alivio.

—Es lunes —murmuró todavía ensimismada—. Pero está bien, veré si puedo llevarte una aspirina mañana. 

¿Ven? Amaba a esta mujer.

—¡Gracias! —Exclamé—. Suerte hoy con los clientes.

—Igual a ti. Usa condón si….

—¡Mamá!

Ella se rio. 

—¿Qué?

—No soy así…¡soy tan pura como la Virgen María!

—Bueno, pero la Virgen María terminó embarazada.

Me atoré de la risa mientras Sarah intentaba darme palmadas para que no muriera.

—Debo volver a la barra, Megara —siguió mamá soltando una risita—. Sé responsable. Confío en ti.

Odiaba cuando ella decía esas palabras. Tan pronto como salían de su boca, yo sentía toda la responsabilidad de que confiara en mí y haría cualquier cosa por no defraudarla. Tener tanta presión agotaba a cualquiera.

—Gracias mamá —dije con la voz muy aguda, todavía afectada por la falta de aire.

Cuando colgué, Sarah puso un celular frente a mis ojos:

FIESTA n mi ksa. Tdos los q qiern clbrar q le gnams a ls gatitos stan invitad@s ;)

—Alguien debería decirle que no es gracioso.

Todavía tenía la risa fácil después del comentario de mamá así que me reí.

—Bueno, lleva un año haciendo eso y todavía nadie ha abierto la boca, así que sospecho que tus esperanzas son vanas. 

—Solo tienes que ir donde él y decir: “Lucian, nadie encuentra graciosos tus mensajes fingiendo hablar como retrasado, en serio”.

—Ya se dará cuenta solo —divagué mientras atacaba el armario de Sarah, quien tenía una mejor colección de ropa para fiestas que yo. 

—Si esto sigue así voy a terminar colocando un mensaje anónimo en el diario.

—No es una mala idea…¿oye, qué tal este vestido?

—Para una fiesta donde tienes una apuesta que perder, creo que sería perfecto.

Le saqué la lengua y me lancé al interior de su closet en busca de algo que hiciera a Sarah volver al mundo de las citas. Una hora después, cuando llegamos a la casa de Lucian, seguía dispuesta a ganar. 

Solo es un beso.

Era evidente desde una cuadra antes que había una fiesta cerca. Autos, adolescentes riendo, y demás fauna atraída por la celebración. Apenas estaba empezando, así que todavía no corría el peligro de que alguien vomitara inadvertidamente sobre mí.

Un beso, me repetí. Un roce de labios y ya. Sin pastel de zanahoria. 

—¿Por qué diablos acepté esta apuesta? —Me quejé en voz alta.

Seduce a mi ex-novio (Disponibles los primeros capítulos)Where stories live. Discover now