La apuesta

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(Megara)

—…bueno, todo se descontroló un poco y salí corriendo diciendo que mi conejito estaba enfermo —intenté contener la risa mientras Sarah seguía hablando con expresión mortificada—. Esto tiene que terminar, me estoy agotando. No soy así. Tú sabes que yo no soy así. No sé qué me pasó.

Sarah empezó a dar vueltas alrededor de la habitación con la cabeza entre las manos. Automáticamente busqué cualquier opción que la tranquilizara un poco.

—¿Era guapo? Tal vez te pusiste nerviosa porque estaba bueno, eso pasa. Las chicas tartamudean, se sonrojan, es totalmente normal.

Ella me fulminó con la mirada pero finalmente suspiró y se derrumbó sobre su cama. 

—Es lindo —murmuró con la voz ahogada por su almohada— y yo solo fui…y lo arruiné.

—Pero…tal vez alguien te tiró un hechizo de confusión —dije seriamente—. Si se lo explicas, seguro que él lo entenderá. 

Ahora rió con amargura.

—Es fanático de Harry Potter también —me contó.

—Pensándolo bien tal vez él no era para ti…¿cómo dices que se llamaba y cuál era su número?

Sarah volvió a reír, esta vez más sinceramente, y me tiró una almohada que logré atrapar.

—Dante. Se llama Dante y no es para ti. 

—Justo como Seth tampoco es para ti. 

Sus ojos se apagaron y me arrepentí un poco de haberlo mencionado, incluso cuando ella necesitaba esa pequeña bofetada sentimental. 

Su mirada se perdió en la paredes, probablemente recordando esa época en la que Seth llegó al colegio y nos hicimos amigos. Todo era perfecto hasta que se enamoró de él y empezaron a salir. Habían sido tan buenos amigos y confidentes que estaba completamente segura de que vivirían juntos por siempre. Eran la receta de amor verdadero de cualquier revista: eran grandes amigos, tenían una conexión especial que ni siquiera yo lograba comprender, y veía cómo les era difícil controlar su lujuria con el otro. Amistad, sexo y amor siempre es la combinación que arrasa con todo, ¿no?

Pero habían sido mi primer error de cálculo en toda mi vida. Seth había terminado con Sarah tres meses después. Yo estaba furiosa con él. Uno sencillamente no puede terminar con alguien sin ninguna razón y luego esperar que sigan siendo mejores amigos. 

Porque eso fue lo que hizo: no darle una razón. A pesar de que Sarah, e incluso yo, insistimos en preguntar, él se cerró en banda y dijo que no era lo correcto, que no se sentía bien y que no estaba funcionando. 

Esas cosas no se hacen. Mucho menos si esa persona es Sarah. Ella era incluso más cínica que yo con el amor antes de conocer a Seth. Sarah era hermosa, libre, inteligente y jodidamente divertida. Y luego vino Seth con sus ojos grises apagados y convirtió a mi amiga en un zombie. Bueno, no es que nadie fuera a notarlo. Sarah era animadora y estaba en el club de literatura. Iba por el mundo sin importarle qué pensaran los demás y era la mejor actriz de todos los tiempos. En la escuela todavía creían que fue ella quien cortó con él porque es Seth quien camina solitario por los pasillos mientras Sarah había ganado algunos concursos, subido sus notas y estaba segura de que la iban a nombrar capitana de porristas si Briggite no se sigue entrenando duro. Los chicos babeaban cada lugar que pisaba.

Sin embargo, ella seguía rechazando salir con nadie porque decía que estaba concentrada en sus estudios. O huyendo en medio de sus citas con chicos guapos.

—Solo tienes que superarlo —logré decir con frustración, aunque fuera para despertar su lado luchador.

—Cuando te enamores, Megara, voy a estar aquí para decirte lo mismo si todo sale mal.

Y luego me dio su mirada de engendro del demonio.

—¿Al menos tendré tratamiento especial en el infierno, hija de Satanás?

—Veré qué puedo hacer —murmuró ella mirándose las uñas.

Volvimos reír, dejando el tema de Seth atrás , al menos por el momento. 

—¿Y cómo va todo con Jordan? —Preguntó. Acto seguido saltó sobre su cama—. ¡Oh, Santas Cerezas en la Nieve! ¡Ustedes tenían una cita hoy! 

—De allí vengo —dije esquivamente—. Pero tú eras más importante. Dime que al menos tienes una foto de ese tal Dante.

—No me vas a distraer —gruñó ella—. ¿Pasó algo?

—Por supuesto que no, apenas era nuestra primera cita.

Ella alzó una ceja escéptica y yo le saqué la lengua.

—Bueno, tienes que ponerte las pilas con Jordan —insistió ella—. Ya llevas una semana en esto y ni siquiera han tenido un momento de “oh-dios-mío-casi-me-besó-pero-una-llama-se-atravesó-y-arruinó-el-momento”

Eso despertó mi lado competitivo.

—Por supuesto que voy a conseguirlo. Te apuesto que consigo besarlo en menos de dos semanas. 

—Ahora estamos hablando de negocios —gritó ella emocionada—. ¿Qué apostamos?

—Si gano, tú sales con este chico…Dante, de nuevo —me apresuré a decir—. Si pierdo…

—Si pierdes, tienes que comerte mi pedazo de la siguiente torta de zanahoria que haga mi mamá. 

Eso me detuvo un buen rato. Había cosas terribles en este mundo, como pisar un charco de agua cuando caminas con medias por la casa, o que una de las amigas de tu mamá te regale un vestido marrón horrible y tengas que usarlo para que no se sienta mal, pero la torta de zanahoria de la tía Elena te hacía pensar que era el postre del círculo más oscuro del infierno.

—Está bien.

Sarah y yo lo sellamos con un apretón de manos y nos miramos retadoramente. Justo en ese instante, mi celular empezó a sonar con la llamada de un número desconocido. 

—¿Aló?

—¿Aló? ¿Megara?

—¿Jordan?

Sarah casi saltó sobre mí.

 —¿Quieres ir a una fiesta más tarde?

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Hola a todos!

Disculpen la demora publicando esto pero es que he tenido dos semanas de locos. Incluso ahora les escribo con fiebre desde mi cama D:

Pero en fin....dejando de lado los problemas, aquí va un nuevo capi que espero que les haya gustado :)

¡¡¿¿Vieron que pasamos los 200 mil leídos??!!

Son increíbles todos! Gracias a los lectores y lectoras por las palabras de apoyo y las risas. Sin ustedes, los autores no seríamos nada.

Besos y calma!

Vale

Seduce a mi ex-novio (Disponibles los primeros capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora