Capítulo 10. La Dinastia Oculta

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Recorrían los pasillos del instituto ahora solos. Helder había vuelto a su oficina y los había dejado en privado para que conversaran acerca de la falsa decisión a tomar. Lena admirada con melancolía el ambiente escolar, pensando si en algún momento volvería a su escuela con sus amigos. Newén iba a su lado silencioso y sereno. Giraban en uno de los pasillos cuando Newén la miró analítico.

— ¿Estás bien? —le preguntó notando su actitud decaída. Lena levantó sus ojos hacia él queriéndose mostrar bien.

— Si —respondió suspirando y dando un rápido vistazo alrededor— ¿Qué vamos a hacer ahora? —le preguntó. Newén miró a todos lados antes de responderle.

— Ahora estoy buscando algo que me diga que en este lugar hay un punto de reunión de ellos, y además, estoy recibiendo todo tipo de información que tenga en su computadora y todas las llamadas que reciba —respondió despacio. Los gestos de Lena se volvieron incrédulos.

— ¿Cómo? —preguntó.

— Un pequeño dispositivo que dejé en su oficina —susurró y Lena entendió porque actuaba extraño cuando Helder le mostraba la pintura.

Siguieron caminando en silencio pero ahora Lena sabía que tenía que prestar más atención a otras cosas en vez de a las personas que había ahí. Terminaron el recorrido en el mismo lugar donde habían comenzado, en la oficina de Mourinho donde se despidieron de él con la idea de una pronta reunión. Dejaron el instituto manteniendo una actitud serena hasta que llegaron al auto. Newén encendió el auto y arranco, mientras Lena tenía sus ojos puestos en cada cosa de esa ciudad. Era la primera vez que salía del país o siquiera de su ciudad, y ahora estaba en Rio de Janeiro. Increíble; pensó dándole vuelta hacia Newén.

— ¿Ahora? —preguntó.

— Solo esperar. No vi nada extraño en su oficina, ni siquiera en el colegio —respondió con los ojos puesto en el camino— Lo hiciste muy bien Lena —agregó con una sonrisa llena de satisfacción. Involuntariamente sonrió sintiéndose bien y con un entusiasmo peculiar.

Tras dar un par de vueltas para luego volver a la casa, Newén estacionaba el auto cuando se detuvo precipitadamente. Él la miró a Lena con una expresión curiosa y precavida. Así miraba a su hermana cuando algo importante estaba por suceder y que ella siempre entendía.

***

Tanto Valquiria como Leonardo miraban a la mujer de Mourinho tan quietos e inexpresivos como estatuas. Pese a la tensión en sus cuerpos y sus pensamientos caóticos se veían tranquilos. Como si acabara de despertar Leonardo movió su cabeza hacia Valquiria, en busca de una respuesta pero no reaccionaba. Aquella mujer se veía pensativa, con los ojos en ellos pero en un momento se dieron cuenta de un pequeño detalle. Ella no los observaba fijamente a ellos sino a la ventana junto a ellos que estaba abierta. Una suave arruga se formó en su frente y bufó caminando con rapidez hacia ella para cerrarla.

Ambos se miraron con extrañeza preguntándose si ella los había visto o no. La seguían con la vista sin moverse de ese lugar, precavidos. Ella miró toda la habitación con cuidado y sin alarmarse. Era como si ellos no estuviesen o fuesen invisibles, y estaban seguros que el dispositivo había dejado de funcionar hacía un rato. La mujer caminó pasando muy cerca de Valquiria, que hizo unos pasos hacia atrás para verla sentarse en la cama y agarrar su celular.

— Helder —murmuró ella al notar que atendían del otro lado. Valquiria y Leonardo se miraron— ¿Encontraste la información que necesitabas? —preguntó y quedó en silencio escuchando lo que decía— Entonces pertenece a la familia —murmuró pensativa para después negar suavemente— Algers —susurró y Valquiria sintiendo una oleada de enojo. ¿Acaso hablaba de su abuela? — ¿Saben dónde está? —preguntó de repente. Sus gestos cayeron y ellas era dio cuenta que era un no— Debemos reunirnos cuanto antes, no puede volver a ocurrir otra intrusión —exclamó con autoridad.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ