CAPITULO 19.

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(***)

Poco a poco Theo fue recuperando fuerzas, pero aun su cerebro no despertaba por completo, tuve que volver a Stanford para ir a mi cita con Ana, sé que la enfermedad no ha cedido nada con el tratamiento, no he tenido ataques, pero mi sistema inmune ha ido debilitándose con el tiempo, todo esto no estaba funcionando.

¡porque carajos tengo que ser de ese dos por ciento a quienes no les funcionaria!

¡demonios!

La boda de Maya y Ezra se había pospuesto hasta que Theo se recuperara, ya que mi hermano se negaba en cambiar al padrino.

Mi habitación se veía más desolada de lo normal, ya Maya se había llevado sus cosas al departamento de Ezra y yo me había quedado sola. Duré un momento hundiéndome en mi desolación hasta que decidí darme un baño e ir a mi cita médica.

Mientras más temprano llegara más rápido me iría.

Pedí un taxi y me dirigí al hospital, donde Ana me esperaba con todo un sermón. Luego de reprocharme las semanas en las que no fui a mi chequeo me miró con una pena que jamás había visto en ella.

—siento que el tratamiento no esté funcionando en ti, Aurora— dijo sentándose frente a mi— creí que si funcionaria.

—yo también lo creí, pero qué más puedo hacer— intenté desviar mi propia tristeza— no todo en la vida es perfecto ¿o sí?

—si quieres podemos probar con otra dosis más alta e ir variando algunos de los medicamentos.

—no tengo nada que perder más que la vida— me encogí de hombros.

Al final de la revisión me realizaron varios análisis de sangre y terminé con un tratamiento alternativo, este tiene más posibilidades de fallo, pero esperan que funcione en mí.

Volví a mi habitación y a la soledad que ella abarca, Ezra me llevará con Theo mañana, por lo que tendré que pasarme todo el día sola, haciendo absolutamente nada.

Me senté con mi laptop y edité algunos de los videos de mi diario, abrí nuevas carpetas y coloqué cada video con la respectiva persona a quien iba dedicado. Decidí grabar algo para Theo, así que tomé mi pelo en una coleta alta y encendí la cámara.

Querido Theo, hoy es febrero dos, tu cumpleaños fue hace apenas unos días y ni siquiera pudiste disfrutarlo, grabo esto porque al fin entiendo tu dolor de aquella vez en las que casi muero en tus brazos, siento tu impotencia, siento todo. Eres lo mejor que he tenido en mucho tiempo, te has dedicado a hacerme entender que no debo alejar a nadie, y menos a ti. No sé cuándo veras esto, si en un día, dos; quizás en dos años o en veinte, solo quiero que sepas que te amo.

Terminé de grabar y me tomé el nuevo medicamento. Mamá llamó preocupada y le dije que todo iba bien, como siempre mentí, le hice prometer a Ana que por más amigas que sean ella y mi madre, no le contara nada, sé que esto la alteraría y la volvería más paranoica de lo normal.

El resto del día fue un total martirio, entre los sueños con Theo y los dolores de cabeza que hace semanas se venían presentando, no pude descansar ni un minuto. A las dos de la mañana aun me encontraba leyendo a Percy Jackson y el ladrón del rayo, es un buen libro, debo admitir.

...

Durante el camino de vuelta a San Francisco, Ezra no emitió una sola palabra, yo tampoco estaba muy de humor para hablar, pero quería escucharle.

— ¿Ezra?

— ¿sí? — me sonrió.

—no hemos tenido la oportunidad de hablar sobre tu bebé— lo miré y él sonreía con orgullo.

AURORA© || ✔||Where stories live. Discover now