CAPITULO 8.

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(***)

Theo salió hecho una furia de mi habitación, sus palabras por un momento me dejaron en blanco ¿qué pasado de Ander se suponía que tenía que sabes? Y sobre todo ¿desde cuándo se conocen Ander y Theo?

—Aurora— era Ezra— no sé qué le dijiste a Theo, pero ahora no aparece.

— ¿que? — pregunté confundida— apenas salió de la habitación.

—no fue así Aurora, hace tres una hora que salió de aquí— dijo sentándose en una esquina de la cama— la doctora nos dijo que sufrirías lapsos en tu percepción del tiempo por las contusiones.

— ¿durará mucho? — pregunté incorporándome— necesito terminar el ciclo, no lo puedo hacer desde casa y es obvio que mamá no querrá que me quede.

—qué bueno que tengas las cosas claras— bromeó y yo le golpeé el hombro— hablé con ellos, presentí lo que dirías, porque te conozco demasiado bien, así que ellos acordaron con la rectora que podrías terminar el ciclo en línea desde la tranquilidad de la casa.

—no quiero— susurré— tengo demasiadas cosas...

—... Aurora— me interrumpió— acepta este trato, sabes muy bien que el placer de mamá seria no volverte a dejar salir de casa... piénsalo.

Me quedé sola en la habitación durante un rato, obviamente tenía que aceptar el trato de mamá o no volvería más a la universidad.

—toc-toc— escuché la voz de alguien detrás de la puerta— soy Ana ¿puedo pasar?

—se supone que eres mi doctora, no deberías pedirme permiso— bromeé.

—esta vez no vengo como tu doctora, Aurora...— entró en la habitación, tomó una silla que había próxima y se sentó a mi lado—... vengo como la mejor amiga de tu madre que te ha visto crecer.

— ¿a qué se debe esta maravillosa visita entonces? — pregunté acomodándome.

—Aurora, debes tomar el tratamiento...

— ¡oh no! claro que no— la interrumpí— no me vengas con el mismo sermón otra vez Ana.

—Aurora, tienes que entender que no te queda demasiado tiempo si sigues así, el tratamiento es una manera de darte una vida más controlada.

— ¡es un jodido experimento! Nadie me va a asegurar treinta o cuarenta años más— le grité— nadie está seguro si quiera que con ese tratamiento llegue a los veintitrés, eso es lo que quiero que todos entiendan.

—está bien— dijo alzando las manos en son de paz— no te alteres porque no es bueno, solo quiero que pienses en tomarla, aunque sea un experimento como tú dices puede que te de más de lo que te esperas.

—no lo quiero y no lo tomaré, no quiero pasar mis mañanas vomitando por efectos de esas pastillas, no quiero que mi piel se torne azul y que parezca un puto muerto andante.

—Aurora, te contaré algo— asentí y ella prosiguió— hace dos semanas estaba haciendo mi turno normal cuando recibí un mensaje a mi localizador, me dieron la descripción de uno de mis pacientes, exactamente igual que tú, veintiún años, había sufrido dos paros de camino al hospital, tenía una pequeña hemorragia cerebral, pero aún vivía, por un momento creí que eras tú, casi muero cuando pensé en ti, me dije a mi misma que debía preparar mis ojos para verte morir en mis manos y si poder hacer nada, Aurora no quiero eso.

— ¡bien! Cambiaré de doctor entonces.

—no hablo de que me reemplaces, hablo de que no te quiero ver morir, hablo de que allá afuera están tus padres, tu hermano, tu mejor amiga y tu novio, esperando que tomes le mejor decisión que es llevar el tratamiento— me miró con los ojos llenos de lágrimas— Aurora, esta vez la estas pudiendo contar por el chico que te trajo, pero la próxima no habrá oportunidad alguna, piénsalo.

AURORA© || ✔||Where stories live. Discover now